Capítulo 8

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Un ruido me despertó, me pareció que era la puerta al cerrarse, pero al enfocar mi vista en ella no había nadie, miré mi reloj y eran las 10:45 de la mañana, entonces me levanté a toda prisa de la cama y cuando terminé de vestirme caí en la cuenta de que era sábado, sola me reí y moví la cabeza. Tomé mi bolso de la mesa y me encontré otra nota escrita en computadora "Recuerda que después de la tempestad viene la calma, la vida es un equilibrio y no podemos ir en contra de eso", volví a leerla varias veces, no comprendí el mensaje de trasfondo si es que lo había, la guardé en mi bolso y salí de la habitación, no sin antes voltear hacia la cama y recordar lo que había pasado en ella, el desorden era prueba fiel de la noche más desenfrenada y placentera de mi vida, una amplia sonrisa apareció en mis labios y salí rumbo a mi departamento.

Tomé un largo baño, mientras imágenes de lo sucedido la noche anterior se repetían, sus besos, sus gemidos, sus caricias, todo lo tenía tatuado en mi mente y en mi piel, me sentía satisfecha como nunca antes y estaba decidida a seguir con él, no podía renunciar a todo lo que me hacía sentir, quizá con el tiempo se olvidaría de las reglas y me mostraría quien era en realidad, pero, extrañamente, yo no estaba muy segura de que él supiera quién era yo, me asustaba la idea de que no le agradara Lisa, la chica correcta y de futuro prometedor en el mundo de la publicidad y ese pensamiento me llevó a Jackson, aún lo amaba, él me completaba de una manera muy diferente, pero en ese instante no quise pensar más, recordé las palabras de Jennie: "disfruta del momento sin pensar en el después" y eso era lo que iba a hacer.

Después de lavar la ropa y medio recoger el departamento, me tumbé en el sillón a ver televisión, aún tenía un par de horas antes de arreglarme para ir a cenar con Jackson, Jennie y Tae. Fui cambiando de canal en canal y en uno encontré el anuncio de una nueva marca de ropa juvenil que lanzarían próximamente y de la que nosotros nos estábamos haciendo cargo de promocionar, ese comercial lo habíamos hecho en la agencia y siempre me gustaba ver lo que hacíamos. De repente, el cansancio me venció y me quede ahí dormida, cuando abrí los ojos me di cuenta que pasaban de las seis, tenía el tiempo justo para arreglarme, al levantarme del sillón sonó el teléfono, me recargué en el respaldo y lo contesté.

– Hola.

– Hola mi amor, ¿cómo estás? – exclamó Jackson de lo más amoroso.

– Bien, ¿y tú?

– Extrañándote.

– Yo también – dije tratando de sonar sincera.

– Amor, te tengo dos noticias, una buena y una mala, ¿cuál quieres primero?

– A ver, empecemos con la buena.

– Tengo dos pases para el juego del FC Seoul del próximo lunes, en palco preferencial, ¿qué tal, eh?

– Grandioso, sabes que me encanta el futbol – exclamé sarcástica.

– Te gustaba cuando íbamos en la prepa, cariño.

– Pero, sólo porque jugabas tú 

– Vamos, será divertido, además hace mucho que no vamos a un partido de nada.

– Si cierta persona no fuera adicta al trabajo podríamos ir con más frecuencia.

– Por eso ahora que está la oportunidad te estoy invitando.

– Está bien, vayamos al partido y, ¿cuál es la mala noticia?

– Que no alcance vuelo para hoy y no podré llegar a la cena, perdón y dale mis disculpas a Jennie y Taehyung.

– Está bien, no te preocupes – dije mientras pensaba que esa invitación al partido no era por nada, él ya sabía que nos dejaría colgados en la cena.

– Te mando muchos besos, te llamo cuando llegue mañana, recuerda que te amo.

– Yo también, cuídate.

Moví la cabeza mientras caminaba a mi habitación, no sabía que pensar, quizá por mis propias culpas. pero empezaba a dudar que Jackson en realidad estuviera trabajando, cada vez eran más frecuentes esos viajes de fin de semana, de hecho en el último mes y medio no había estado conmigo ningún viernes ni sábado, pero si era así yo no tenía nada que recriminarle. Saqué mi ropa del closet y comencé a vestirme.

Eran las cinco de la tarde del lunes cuando me llamó Jackson para decirme que estaba a tres cuadras de mi oficina para irnos al partido y le dije que lo veía en la entrada del edificio. Apagué la computadora, estaba por tomar mi bolso del cajón cuando sonó mi celular y casi me da un paro cardíaco cuando vi de quien se trataba, no podía ser cierto, no, justo hoy, ¿por qué el destino se empeñaba en jugar conmigo?

– Hola – respondí con el corazón latiéndome a toda prisa.

– ¿Estás libre esta noche? – dijo de la forma más endemoniadamente sexy haciéndome dudar.

– No... lo siento, un... compromiso previo – no podía cancelarle a Jackson, debía estar ya afuera esperándome y no tenía ningún pretexto que ponerle, sería exponerme demasiado a que se enterara de la verdad.

– Entiendo – exclamó serio.

– ¿Podría ser mañana? – pregunté con pánico.

– Quizá... buenas tardes.

Y colgó sin que yo pudiera decir más, me golpeé en la frente con el celular, era la primera vez que él me llamaba y yo no estaba disponible, aunque después vinieron a mi mente las palabras que Jen me había dicho el sábado cuando Taehyung fue al baño, "que no sepa que te tiene en sus manos amiga, date a desear y no siempre estés disponible para él", claro que ignoraba que era yo quien lo llamaba, así que suspiré mientras caminaba al ascensor, después de todo Jennie tenía razón.

En el trayecto hacía el estadio no hablamos mucho, a Jackson le sonaba frecuentemente el celular por cuestiones de trabajo y yo iba cruzada de brazos pensando en lo que podría estar haciendo en ese momento en lugar de estar atrapada en ese auto, suspiré y miré por fuera de la ventanilla hacia el cielo.

Llegamos al estadio y después de estacionar el auto caminamos a nuestros lugares, era un palco privado y me dio una perspectiva completamente diferente de lo que era asistir a presenciar un partido en vivo. Había una mesa larga con botanas, botellas, sodas, jugos y una enorme hielera atestada de cervezas, un par de meseros nos llevaron a nuestro lugar, Jackson saludó y me presentó a las personas que ya había ahí. Nos ofrecieron de tomar y, aunque no me gustaba mucho, pedí una cerveza y Jackson un whisky en las rocas, tomamos nuestros lugares y el partido dio inicio.

– Impresionante, ¿verdad? – me dijo él muy orgulloso.

– Sí, la verdad es que sí, ¿quién te consiguió los pases?

– Jackson, que bueno que sí pudiste venir, viejo – se escuchó una voz familiar que me hizo quedarme congelada en el asiento sin voltear.

– No podía desaprovechar la oportunidad – respondió mientras se ponía de pie y lo abrazaba fraternalmente – mira, te quiero presentar a mi novia, ven amor.

Levanté la cara lentamente, quizá podía tratarse de un juego de mi mente como la vez anterior, pasé saliva y al girar mi cuello completamente hacia la derecha mis ojos se toparon con su mirada, el desconocido estaba justo ahí, parado al lado de mi novio con su gran sonrisa en el rostro y yo sentí que todo me daba vueltas. Jackson me extendió la mano y gracias a eso pude ponerme de pie torpemente.

– Cariño, te presento a Jeon Jungkook, uno de los inversionistas más jóvenes y exitosos del país – su mirada estaba clavada en mí sin inmutarse en lo absoluto – ella es Lalisa Manoban, hermosa, inteligente y talentosísima mujer del mundo de la publicidad y, lo mejor, es la dueña de mis quincenas – bromeó Jackson mientras me abrazaba sosteniéndome de un hombro y yo me sentía desfallecer.

Golden HourDonde viven las historias. Descúbrelo ahora