3. Templo

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He, entre muchas comillas, vuelto. Lo que me dure la escasa capacidad de aguantar las mmdas de wattpad.

Recordatorio de que escribo también en Ao3, y habrá cosas que aquí no las podré publicar por las guidelines (algunas trataré, pero lo más probable es que me las bajen), así que las podréis encontrar ahí.

Sukuna ya imaginaba que viajar con un niño no iba a ser algo sencillo, más aún siendo Yuuji, pero que estuviera lidiando con el dolor de perder a su única familia en medio de todo ello no ayudaba en absoluto

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Sukuna ya imaginaba que viajar con un niño no iba a ser algo sencillo, más aún siendo Yuuji, pero que estuviera lidiando con el dolor de perder a su única familia en medio de todo ello no ayudaba en absoluto.

Por supuesto, la maldición trataba de ser paciente, incluso si no comprendía el sentimiento, sabía que no estaba siendo fácil para el menor... Pero era inevitable que ocasionalmente estallara y le terminara gritando, algo de lo que no se sentía demasiado orgulloso, especialmente cuando veía la expresión dolida que le dirigía. No es como si pudiera cambiar una actitud que había tenido durante mil años en tan poco tiempo, hacía lo que podía viéndose a cargo de un niño humano de la nada.

Dirigió su mirada al pequeño en cuestión, sentado frente a él, mirando el plato de comida que tenía enfrente, del cual aún no había tomado bocado.

—Come de una vez, mocoso.— Exigió, empujando un poco el plato hacia él—. No me obligues a forzarte.

Yuuji se tensó un momento, no le resultaba nada agradable la idea de que el contrario le forzara a mantener la boca abierta y lo alimentara, y era algo que ambos sabían que estaría más que dispuesto a hacer con tal de que comiese. A regañadientes terminó por hacerle caso, tomando pequeños bocados.

—Muy bien.— La maldición se cruzó de brazos con el par superior, echándose hacia atrás en su asiento con una sonrisa satisfecha.

A decir verdad no le hubiese importado quedarse esperando lo que fuese necesario, no es que tuviese algo mejor que hacer, pero ya estaban empezando a recibir miradas peculiares y necesitaban salir de ese pueblo cuanto antes. De estar solo habría amado la idea del conflicto y masacrarlos a todos, pero no se podía permitir tal lujo teniendo a Yuuji consigo.

Desvió su mirada hacia un lado, siendo consciente de algunos humanos que se habían detenido a observar con inseguridad y miedo. Su sonrisa se agrandó, pero no con la suavidad que reservaba para el niño, sino con sadismo y anticipación, como si estuviese dispuesto a saltar contra ellos y arrebatar sus miserables vidas. No es que fuese a hacerlo, pero ellos no podían saber eso, y por esa razón, con el miedo de lo que pudiera hacerles la maldición, apartaron la mirada y siguieron con sus vidas.

Regresó la mirada al frente, notando los grandes ojos del menor puestos en él con curiosidad mientras masticaba.

—¿Por qué haces eso?— Sukuna agradeció que tragara antes de hablar—. Si te conocieran como yo...

—No.— Interrumpió al instante, frunciendo el ceño—. No tengo ninguna intención de llevarme bien con ningún humano, y poco me importa la idea que tengan de mí. Tú eres una excepción, mocoso. La única que pienso tener.

The last priestess | Sukuna x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora