SETAS ALUCINÓGENAS EN EL BUFÉ

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Llamo repetidas veces a la puerta. Llevo todo el día buscando a Anne, pero no se deja ver. Necesito hablar con ella; este año quiero un papel más importante en el periódico del instituto si quiero tener un buen "currículo" para la universidad.

Escucho ajetreo al otro lado de la madera y, poco después, se abre para dejar paso a la susodicha.

—¡Dianne! —exclama, con los mofletes de un color algo rojizo—. No te esperaba tan pronto.

Traga saliva y parece algo inquieta, lo que me sorprende porque no suele ser una persona que se deje ver... alterada.

Intento echar un ojo por encima de su hombro pero, con rapidez, cubre el hueco y sale, cerrando la puerta tras de sí.

—Teniendo en cuenta que te esfumabas cada vez que te veía, no debería sorprenderte.

No me gusta tener que estar yendo tras la gente, no me gusta perder el tiempo de esta manera. Tampoco me queda de otra con ella.

—Pues aquí me tienes, ¿qué querías?

Cuadro los hombros y me dispongo a dejar salir todo el discurso que tenía listo para cuando el momento llegara.

—Quiero la primera plana y un par de páginas. Nada de extras. Sabes que esto se me da bien —suelto de sopetón.

—Y que lo necesitas, ¿cierto?

Anne no tiene ni un pelo de tonta. Por algo es la encargada de la revista y la presidenta del club de periodismo.

—Y, si quieres, puedo aportar fotografías para la sección de la ciudad.

Pensativa, no lo descarta de inmediato —lo que es muy bueno—, pero tampoco quiero celebrarlo antes de tener confirmación.

Suspira y me mira directamente a los ojos. La tranquilidad que sentía hasta hace unos segundos se resquebraja cuando se pone seria.

—Hay otra persona que pide estar en portada y la redacción principal y le había asegurado que así sería. Te puedo conceder solo una columna y lo de las fotos.

Asimilo sus palabras. ¿El curso acaba de empezar y ya lo tengo todo perdido? No, no puede ser.

—¿Quién?

Frunzo el ceño. La mayoría de los participantes no buscan tanta presencia entre las hojas de un estúpido periódico de instituto.

Anne expira con calma antes de dirigirse a mí.

—Patrick.

Siento que la sangre comienza a hervirme e intento expirar despacio, manteniendo la calma.

Esa pequeña rata lameculos se me ha adelantado. Siempre ha pasado inadvertido para todos, pero yo siempre le he vigilado. Aunque no lo parezca, es un adolescente manipulador que se ayuda de dar pena a los demás.

—Anne, sabes que puedo hacer un muy buen trabajo. —Intento convencerla.

Ella frunce los labios con indecisión.

Una bombilla se enciende en mi cabeza.

—¿Y si nos lo jugamos en una competición? Un tema a elegir y que vote el resto de los estudiantes.

Como no acepte, no sé a qué más me podré aferrar. Lo necesito.

Anne duda, pero veo que la idea se asienta en su mente y, antes de que diga nada, ya sé la respuesta.

—Está bien. Deja que se lo diga y ya planteamos los plazos y los temas.

Estoy apuntito de gritar de júbilo, aunque me aguanto las ganas. En su lugar, una norme sonrisa se planta en mi cara y no hago nada para detenerla.

Solo Una Mentira MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora