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Otra vez, llorando, sollozando, agachada en un rincón. Los días estaban siendo asquerosos. España estaba siendo horrible. Ella estaba sufriendo todo.

[...]

El mayor de la casa entró furioso a su hogar. La puerta golpeó fuertemente contra la blanca pared que quedó con un pequeño hueco gracias a la manija de esta.

Su maletín voló en el aire hasta chocar con la cabeza de su hija la cual se encontraba comiendo. Tosió fuertemente al sentir un fideo atascado en su garganta pero pudo salir gracias al aire que lo empujaba.

—— Spagna!

—— Tu— señaló a su hija— Tu profesor me pidió hablar contigo— la tomó de su cabello— ¿¡EN QUÉ LIO TE HAS METIDO!?

—— Padre no hice nada, ni siquiera voy a una clase con otros niños.....

—— VE A PREPARARTE PARA IR CON TU PROFESOR Y DARME UNA PUTA EXPLICACIÓN, YA!

—— Si padre.

Corrió a su habitación, ella no había echo nada, o eso creía. No entendía la razón del enojo de su progenitor, no entendía nada.

Se cambió rápidamente y fue con España, estaba tan apurado que la subió al auto de una forma brusca.

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—— España, Plata, pasen por favor.

Estaban en el lugar de clases particulares, era como una escuela común y corriente, con aulas, patio, cantina, comedor y casilleros, pero solo había profesores para ella y eran extremadamente exclusivos. Entraron a la oficina acompañados del director del lugar, UNESCO.

—— Estuvimos observando a Plata en el rendimiento de educación física y pudimos notar una clara sobresaliencia en comparación a otros alumnos de nuestra institución— su acento inglés se notaba en su español, era agradable.

—— ¿Y esto a que viene? ¿Plata hizo algo mal?

—— No claro que no, queremos ofrecerle una beca deportiva.

Si alguien hubiera visto a la niña podría decir que fue la más feliz del mundo, incluso su profesor estaba contento por ella y por su notable reacción.

—— No.

Se rompió en pedazos.

—— Disculpe señor España, con todo respeto creo que es una muy buena oportunidad y si Plata quiere aprovecharla no dudo en que destacaría.

—— No me importa si le interesa o no, sostengo mi respuesta— se levantó— Es una mujer, no puede andar haciendo deportes. Adiós y gracias por hacerme perder mi tiempo.

Agarró el brazo de su hija y se la llevó consigo, el llanto de la menor se hizo presente y la organización no pudo hacer nada.

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—— Padre de verdad me gustaría ir a esa escuela y— recibió una cachetada.

—— ¿¡ME ESTAS VACILANDO?

Golpes.

Cortes.

Quemaduras.

Era un ciclo.

[...]

Argentina estaba cansada de vivir siempre la misma situación. Pero tuvo que pararse y dirigirse al baño. Abrió la liviana puerta y se acercó al lavadero donde usualmente enjuagaba sus manos y su boca. Se miró al espejo y abrió el grifo con su mano derecha, dejó pasar tres segundos mientras miraba sus ojeras y sus rojizos orbes, puso sus palmas debajo del agua fría, un espasmo recorrió su cuerpo al sentirla. Llevó sus manos a su cara y se la enjuagó, ahora podía volver a su oficina.

Un gol más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora