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─ ¡Alec mira! –rodó los ojos una vez más, le dió un leve vistazo y regresó sus ojos al libro que estaba leyendo– Félix hizo puré a Aston, genial

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─ ¡Alec mira! –rodó los ojos una vez más, le dió un leve vistazo y regresó sus ojos al libro que estaba leyendo– Félix hizo puré a Aston, genial.

─ Qué interesante... –murmuró entre dientes.

─ ¿Tu libro es muy interesante? –la voz de Heidi se hizo presente detrás de su espalda.

Ojeó a su alrededor, Venus estaba a unos metros observando atentamente a Félix y Demetri en su entrenamiento.

─ Sí, ya sabes, las novelas chinas son muy interesantes hoy en día. –contestó.

Estaba ya acostumbrado, sólo habían pasado un par de décadas con Venus y ahora todo mundo parecía acostumbrarse a que él "hablara" en voz alta. Heidi dió media vuelta y se fue a seguir con sus deberes.

─ Oye, ahora que lo pienso. No has pedido un solo deseo en este tiempo ¿No piensas hacerlo? –preguntó apareciendo de la nada.

Alec la observó por un minuto, se encogió de hombros.

─ ¿Por qué tanta prisa? ¿Hay un límite de tiempo? –

─ Por supuesto que no, creo. Simplemente es curiosidad, por lo general todos gastaban sus 3 deseos muy rápido. –murmuró.

─ ¿Qué tipo de dueños tuviste? –interrogó con curiosidad en el tema.

Aunque ya tenían algo de tiempo en compañía, él no preguntaba por el pasado de Venus pero admitía que si le daba curiosidad saber más.

─ Bueno... Si no me falla la memoria, los últimos diez fueron un par de piratas, vikingos, humanos y algunos de tus especie. –relató.

La mente de Alec quedó en blanco, luego quiso decir las miles de preguntas que se le vinieron a la mente.

Se adentró a su habitación ojeando que nadie estuviese cerca.

─ ¿Cómo llegaste hasta esa parte del castillo? Algún inmortal debió haberte dejado allí –volvió a preguntar.

Alec se puso de pie, luego empezó a caminar hasta su habitación mientras trataba de no hablar en voz alta. Venus le siguió flotando de un lado a otro.

─ No lo sé, mi memoria es muy vieja. Por lo usual no recuerdo mucho de mis dueños anteriores, cada vez se vuelve más aburrido este trabajo. Aunque tú época parece más divertida y tú me causas mucha curiosidad. –confesó mientras volaba alrededor de su portador.

Entonces una leve idea pasó por su mente, miró a la muchacha fantasmal con una diminuta chispa de esperanza.

─ ¿Puede regresar mi mamá? –ella lo miró detenidamente antes de hacer una mueca.

─ El espejo no puede hacer eso. Los deseos prohibidos son los de regresar a la muerte, crear seres vivos, quitar la vida y algo que tenga que ver con la destrucción del mundo. No recuerdo más. –se encogió de hombros.

DARK REFLECTIONS | Alec VolturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora