—¡¿Qué día es hoy, Jungwon?! —preguntó a penas el mencionado abrió la puerta para entrar a la casa.
—Es martes. —respondió mientras cerraba la puerta.
—¡Hoy es martes!
—¿Y qué tiene? —cuestionó con confusión.
—Hace sies días atrás te conoci, hoy se cumplen siete, o sea, una semana, hoy es nuestra primera semana juntos.
Jungwon no pudo evitar sonreír.
Sunoo parecía un niño pequeño, poniéndose feliz por cosas que para la mayoria de personas no era tan importante, ¿quién contaba las días y se ponía feliz por cumplir una semana más con su amigo? Solo él, y por eso es que Sunoo es simplemente único.
—No lo tenía en cuenta, lo siento...
—Está bien, ahora ya sabes que los martes son nuestros días.
—¿Quieres hacer algo para festejar? Podem...
—¿Puedes besarme?
—¿Qué?
Sunoo gateo por el piso, hasta llegar a donde se encontraba Jungwon, sentándose en frente suyo, apoyándose en sus piernas.
—Quiero... un beso dulce, sin lenguas y esas cosas, ¿me puedes besar dulcemente? Pero pon tus manos en mi mejilla, no en mi cintura, ¿sí?
Jungwon tenía las orejas rojas, y su rostro tenía una mueca de confusión.
—Yo no sé besar... O sea sí sé, pero me falta práctica...
—Practiquemos.
—¿Estás seguro?
—Sí... sólo no pongas tus manos en mi cuerpo, sí yo no te lo pido, ¿sí?
—Ok.
Sunoo se fue acercando poco a poco hacía Jungwon, acortando la distancia que había entre ellos, hasta eliminarla por completo.
La unión de sus labios les transmitió a ambos una sensación cálida, poco a poco empezaron a mover sus labios y empalagandose más, por la calidez que sentían en ese momento.
Después de separarse, nada se volvió incómodo, incluso se pusieron a hablar de lo bien que se había sentido.
Una vez, la noche llegó, tuvieron que despedirse, pero aquella sensación tan linda que habían sentido, seguía intacta.
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