Olivia acababa de salir de la universidad. Había sido un día agotador, se le había hecho eterno. Los exámenes finales estaban cerca y también tenía muchos trabajos que entregar. Por suerte la mitad de ellos los había entregado con anticipación, así que tenía un poco de menos estrés. Aún así, necesitaba despejarse y quitarse un poco de tensión del cuerpo.
Pasó por su apartamento para dejar sus cosas de la universidad y agarrar una tote bag que llenó con aerosoles de pintura, también agarró su cartera y las llaves del apartamento.
Se dirigió hacia la estación de metro londinense para adentrarse en un túnel sin que nadie la viera para llegar hasta los raíles de una línea de metro abandonada. Había un vagón descuidado y fuera de funcionamiento que apenas estaba pintado con pequeños grafitis en una esquina. Era un lienzo perfecto. Dejó su bolsa en el suelo para agarrar algunos aerosoles y comenzar su nueva obra de arte. Comenzó a pintar raíces y tallos con un par de tonalidades de verde.
Un ruido seco la hizo ponerse en alerta, al parecer no estaba sola. Inspeccionó con la mirada a su alrededor pero no vio nada a primera vista, así que le dio la vuelta al vagón y su corazón se aceleró al instante, no supo identificar el por qué.
Había un chico con un voluminoso cabello y una chaqueta de cuero con un aerosol en la mano a punto de comenzar a pintar por el lado contrario del vagón al que ella lo estaba haciendo. No iba a mentir, le había parecido bastante atractivo. No se encuentran chicos así en Londres todos los días.
—Hola.
—Hola. Me parece que tú has llegado antes, ¿tenías planeado pintar todo el vagón o me puedo quedar con esta parte? —preguntó él.
—Oh, no. Solo iba a pintar el otro lado.
—Perfecto. Por cierto, soy Hobie. —extendió su mano desocupada hacia ella.
—Olivia. —tomó su mano y la sacudió levemente mientras le sonreía. Él también le sonrió.
Durante un instante alargaron el saludo, sus manos no se soltaban mientras que se limitaban simplemente a mirarse el uno al otro. Tras unos segundos más sus manos se soltaron.
—No soy de juzgar por estereotipos, pero no tienes pinta de que te vayan los grafitis y esas cosas. —decidió comentar Hobie antes de que ella volviera al otro lado del vagón, aunque no pensaba eso, con intención de continuar la conversación.
—Juzgas mal. Hago grafitis en líneas de metro abandonadas cuando me siento estresada o tensa.
—¿Y qué es eso que te tiene estresada en este momento? —Hobie no quitaba su mirada de ella, Olivia tampoco de él.
—La universidad. Exámenes y trabajos finales, concretamente.
—Ya veo. Soy guitarrista en una banda. Actuamos el siguiente sábado, por si te apetece encontrar una nueva forma de desestresarte. —le guiñó un ojo.
—Gracias por la invitación, iré encantada. Los exámenes terminan en dos semanas así que me vendrá muy bien distraerme un poco entre tanta tensión. —le sonrió con las mejillas algo coloradas.
A continuación, ambos continuaron sus dibujos en cada lado del vagón mientras hablaban de cosas tribales para conocerse un poco más. Reían continuamente, Hobie le sacaba un chiste a todo. También le especificó la hora y el lugar de la actuación de su banda. Al terminar los dibujos decidieron intercambiar el lado y retocar el dibujo del contrario. Fue una tarde excepcionalmente divertida para ambos. Finalmente se despidieron simplemente con la mano, algo que no fue suficiente para ninguno de los dos, y cada uno se fue hacia un sentido distinto del raíl abandonado.
Olivia amaba su carrera; diseño de interiores, sin embargo, había mucho que hacer en dicha carrera, especialmente en esas fechas. Entre proyectos y exámenes el agobio crecía y crecía, pero saber que vería otra vez a aquel chico del vagón le sacaba alguna que otra sonrisa tonta entre ese agobio.
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El sábado en el que se volverían a encontrar había llegado. Olivia tenía que entregar un trabajo por correo ese mismo día así que se pasó toda la mañana y parte de la tarde haciéndolo. Cuando finalmente entregó el documento por correo salió disparada a la ducha, tenía que darse prisa si quería al menos ver la mitad del concierto, se le había hecho un poco tarde.
Se puso un vestido negro ceñido y largo de terciopelo junto con unos tacones bajos y cómodos del mismo color, lo creyó conveniente para la ocasión. Se pintó los labios con un poco de labial color granate y tras recogerse el cabello en una cola, se dispuso a ir al pub donde ya estaban actuando.
Unos minutos más tarde llegó al lugar. La actuación había comenzado ya hace un rato así que se sentó en una mesa del lugar para pedir una copa de su vino favorito y disfrutar de la música. Hobie tocaba bastante bien la guitarra, eso hizo que la mente de Olivia volara durante un momento. Hicieron contacto visual más de una vez; se miraban, se sonreían y desviaban sus miradas.
Media hora más tarde terminaron de tocar. Minutos después de que la banda desapareciera del pequeño escenario del pub, Hobie se acercó a la silla que había libre en la mesa de Olivia.
—¿Puedo sentarme?—cuestionó él haciendo que ella levantara su vista de su copa de vino casi vacía.
—Por supuesto. —le dedicó una sonrisa, Hobie se sentó en la silla —. Quería haber visto la actuación entera pero un trabajo me ha tenido liada más tiempo del que yo planeaba.
—Bueno, lo importante es que ahora estás aquí. ¿Sigues tensa por lo de la universidad?
—Mentiría si dijera que no, aunque he disfrutado mucho de veros tocar, ha sido reconfortante.
—Me alegro. —agarró su copa descaradamente y tomó el último trago de vino que quedaba en ella, cosa que a Olivia no le importó en absoluto—. Conozco una forma de destensarse muy efectiva y divertida, ¿sabes?
Las intenciones de Hobie quedaron claras. Una sonrisa tonta se formó en el rostro de Olivia mientras sus mejillas se ruborizaban.
—Pues me encantaría que me enseñaras esa forma de desestresarse, me hace mucha falta. —contestó ella con el mismo tono coqueto con el que él había hablado anteriormente.
Cinco minutos más tarde, ambos se encontraban en el sofá de su apartamento. Olivia estaba sentada a horcajadas sobre el regazo de Hobie. Sus lenguas danzaban enrolladas y juntas mientras las inquietas manos de ambos recorrían y acariciaban el cuerpo del otro. Fue una noche plenamente placentera y romántica para ambos. La tensión que el cuerpo de Olivia desapareció totalmente gracias a la noche que le dio Hobie. Ambos supieron que esa sería la primera pero no la última, desde luego.
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⤷﹒⏆﹒🖤 — ¡Espero que te haya gustado este one shot! Debo confesar que me ha costado escribir Olivia en vez de Evelyn jejeje Recuerdo que estos One-Shots son historias totalmente paralelas a mis historias.
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