Capítulo 4

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Durante el tiempo siguiente la esposa empeoró, mientras Víctor seguía haciéndose más famoso y rico. La familia empezaría a concurrir al hospital Rosa Embrasser,y parecería que las cosas iban a mejorar cuando Victor consigue firmar un contrato que lo transformaría en millonario pero luego de esa triste ilusión de un futuro soleado su esposa cae internada.
Los doctores no lo entienden, no parecía tener ninguna enfermedad aparente, sus archivos médicos eran perfectos pero era como si sus glóbulos rojos hubieran dejado de responder. Así es, parecía ser que Teodora tenía un raro problema en la sangre que impedía la normal circulación de esta en su organismo quitándole toda fuerza vital. El cuerpo de la mujer parecía chupado por las mismísimas furias dejando ver sólo un pálido rostro en cuanto futuro sería cadáver.

Había pasado medio año desde que Victor había encontrado la pluma, él estaba en la cafetería del hospital escribiendo el final de una novela que tenía atrasada el cual tenía un acuerdo para hacer una película mientras la hermana de Teodora cuidaba se su hijo en la casa de ellos, fue en ese momento que sucedió. Los enfermeros dejaron su descanso exaltadamente mientras los los nerviosos rostros de los doctores que corrían hacia el cuarto de su esposa preocuparon a Víctor quien no pudo verla por última vez.
Al otro día anunciaron su muerte por un cáncer desconocido, o al menos así fue como lo anotaron en la planilla médica ya que Victor dudaba de que si los doctores entendian algo de lo que estaba pasando.

Teodora tuvo un velatorio a ataúd cerrado a petición de los familiares, (nadie soportaba la apariencia horrible que esta poseía en sus últimos momentos). Victor estuvo en shock todo el tiempo mientras sentía las miradas acosadoras de los familiares, exigiendo respuestas de cualquier tipo, pero el pobre escritor, o mejor dicho el rico escritor, no las tenía. En el momento de enterrarla, la madre de Teodora rompió en un llanto que solo ponía más eufórico al escritor que seguía shockeado, más que cualquier momento de silencio incómodo entre dos personas de un ascensor que va hasta el décimo piso. El no lograba comprenderlo y no sabia como continuar hasta que su pequeño hijo también lloró y corrió hacia él para abrazarlo, Victor reaccionó mientras se agachaba para calmarlo.

Pasó un tiempo de silencio de unos cuatro meses aproximadamente, en el que el escritor lloró a sus esposa e intentaron sobrellevar las cosas, con las constantes visitas de la tía Silvia y sus padres que visitaban a Luis. Victor ahora trabaja componiendo obras para un teatro muy famosísimo, en el cual era un trabajo muy honrado para un multimillonario. A espaldas de todo esto Victor seguía escribiendo con pasión, no se sentía satisfecho y a diferencia de cuando estaba con su hijo que solo sentía alegría, el escribir le hacía pasar por cada uno de sus sentir. Un día mientras ayudaba a vestir a Luis, pudo notar en él algunos raspones al rojo vivo. Al preguntarle que le había pasado el niño le cuenta que eran de la vez que se había caído y cortado jugando un partido de fútbol en la escuela. El padre le objeta que ya habían pasado dos meses desde que sucedió eso, entonces el niño con un rostro aterrado le contesta que lo sabía y que a veces también sangraba.
Al otro día luego de hacerlo faltar a clases Victor lo lleva al hospital donde le diagnosticaron piel hipersensible, pero otro doctor le diagnostica una infección interna y la siguiente semana lo archivan en los informes médicos oficiales con un sarpullido contagioso.

Las obras de Victor habían alcanzado tanto éxito en ese momento que llegaron a formar novelas de televisión, incluso vendieron diferentes tipos de productos. Cada vez le era más difícil al autor evitar los medios y mantenerse en el anonimato, cuando los padres de la ya difunta Teodora se enteraron de que el niño estaba enfermo fueron a la casa de Victor con el miedo a que las noticias se enterasen de esto y lo usasen con fines mediáticos. Martín el abuelo de Luis tuvo una discusión con el escritor cuando osaba exigir que se llevarían a su nieto acusándolo de que él solo ya era incapaz de protegerlo. Victor que se había pasado medio año sufriendo, cuatro meses llorando y toda su vida lamentándose, se daba cuenta que ahora él tenía el poder y era quien mandaba, eso lo tentó hasta el tope. En un acto agresivo Victor los echa de la casa diciendoles que una vez perdida su esposa, nadie le quitará a su hijo.
Un domingo inesperado, mientras nuestro famoso escritor hacía de su presencia en la obra de teatro mientras en su casa se encontraba la hermana de Teodora cuidando a su sobrino, (el hijo de Victor), ocurriría una desgracia. Ella que desde niña se caracterizaba por ser más apasiona y aguerrida que su hermana desde niñas, salio corriendo de la casa tras ver a la grúa por la ventana llevándose su automóvil mal estacionado, sin tener previsto que más tarde perdería tiempo quedando atrapada en el ascensor de un estacionamiento donde depositaban los autos. El pequeño Luis de tan solo diez años, que se había quedado mirando televisión sin siquiera notar que su tía había desaparecido hace unos momentos, comenzariá a sentir una sensación demoníaca en su cuerpo. De repente dejó de mirar la televisión que con tanta atención observaba para comenzar a temblar mientras se ponía colorado. Una picazon terrible en sus heridas lo atormentaban para rascarse y siendo tan solo un niño que no sabe ni porqué, ni cómo, lo haría. Transcurrido una hora, una horrible hora en que en la habitación se podían oír risas enfermizas mientras el niño se desgarraba la piel como tergopol y pintaba el piso de rojo carmesí virgen. Lo demás sería un espanto indescriptible y basta decir que cuando Victor llegó a la casa y al ver el cuerpo de su hijo mutilado y desangrado solo alcanzaría a pronunciar de un grito con una voz fuerte y desgarradora.

"EL Horror!!!!!"
"¡Horror!" "¡Horror!".
"¡Maldito seas mundo!!"
"¡Maldito seas!!"

Mientras lloraba sosteniendo con ambos brazos a su difunto hijo Víctor en su más profunda y dolorosa tristeza, sentía una furia terrible que desahogaria en ese instante en romper todo lo que tuviera a su alcance mientras seguía gritando a su paso "Horror!" "¡Horror!".

Luego de esto pasaron dos días en los que Victor se encontraba en un estado de shock. El simplemente ya no estaba en este mundo, sabía que el tiempo en que una persona puede vivir es estadístico, pero ciertamente impredecible y él sentía que moriría muy pronto o partes de él ya lo habían hecho, una se llamaba Teodora y la otra Luis. El escritor se hallaba sentado solo, callado, mirando un cuadro en la pared que parecería ser el único lugar bien iluminado en la casa. A su lado en la oscuridad se hallaba un reloj colgado el cual desde hace unos momentos él podía escuchar perfectamente el sonido de cuando se movían las pequeñas manecillas. Desde otra perspectiva parecería que él no miraba el cuadro sino que el cuadro lo miraba a él, así como el instinto humano de mirar a alguien que nos observa. La única cosa que hacía que no nos perdamos en su mirada de locura, y que él no reme muy lejos en esos pensamientos era el tick tack del bendito reloj.
Victor enciende las luces cuando suena el teléfono, con una llamada que le calmaría sus ansias de desesperación a venganza mientras murmuraba para sí "Con mi hijo no".

Escrito con sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora