Capítulo III

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-Naruto, Naruto. Despierta.

Aquella voz me ayudo a lentamente recuperar la conciencia. Lo único en mi memoria en este momento era aquella oscura voz que me había hablado y que me había ofrecido su ayuda a cambio de las marcas en mi cuerpo momentos después de que Sasuke me apuñalara, el recuerdo reafirmado con el intenso dolor que sentía en mi cuello y pecho.

-Naruto, abre los ojos. Tienes que despertar- esta vez pude distinguir el tono de una mujer de aproximadamente unos cincuenta años o menos. Abrí los ojos al lograr enfocar mi vista, lo único que logré ver fueron las blancas paredes que adornaban el hospital de Konoha, un poco de luz filtrándose por las cortinas color crema que se encontraban entreabiertas- Al fin despiertas, necesito que me digas que fue lo que pasó en tu batalla con Sasuke.

Abrí mi boca intentando hablar, al momento sentí mi garganta arder. Recibí el vaso de agua que me ofreció la mujer forzando mi brazo a moverse y después de tomarlo intente volver a hablar, esta vez lo logré pero con la voz ronca-¿Q...Quién es usted?, ¿Paso algo con Sasuke?-pregunté, mirando a la mujer rubia de ojos castaños frente a mí. En este momento mi mente era un desastre y el dolor no era de ayuda.

-Ya veo, no recuerdas. Bien, no importa. Te dejaré para que descanses un poco- dijo mientras dirigía sus pasos hacia la única puerta que había en el cuarto. Alarmado, intente levantarme de la cama para alcanzarla, lo único que logre fue que un quejido de dolor se deslizara entre mis labios- Por favor, necesito saber- supliqué. Se giró a verme, un rastro de pena en sus ojos, abrió la puerta y hablo dándome la espalda- Naruto, créeme que en estos momentos primero deberías preocuparte por ti. Toca el botón a un lado de la cama si me necesitas- cerró la puerta.

Llevé mis manos a mi cabeza, sosteniendo mi cabello con fuerza. ¿Por qué?, ¿por qué tenía que ocurrirme esto a mí? Dios, ya tenía suficiente lidiando con todo lo anterior y ahora esto. ¡MALDITA SEA! Mordí mi brazo aumentando el dolor pero sofocando el sonido de mi llanto, podía sentir como las lágrimas se deslizaban por mis mejillas lentamente, intente hacer varias respiraciones para calmarme. Llevé mi otro brazo al borde de mi playera y la levanté llevándola hasta mi boca y sosteniéndola con mis dientes remplazando a mi brazo. Para este momento las lágrimas ya se habían detenido. Ahí estaba, se veía tan clara sobre mi piel. Deje que mis dedos llegaran a ella y la sintieran, se sentía como cualquier cicatriz, de no saberlo mejor habría pensado que fue otra de las "bromas" de los aldeanos.

-Veo que disfrutas mi regalo- esa voz grave fue imposible de olvidar. Mi espalda se estremeció. Tenía tantas ganas de gritarle un sinfín de maldiciones pero el mero recuerdo de la vez que lo cuestioné vino a mi cabeza en un destello. Además me había ayudado a seguir vivo, ¿no?

-¿Cómo te llamas?- mi voz tembló.

En un segundo fui arrastrado a mi mente volviendo a enfrentarme a ese gigantesco zorro agradeciendo que los barrotes de aquella vez siguieran en su sitio. El zorro expandió su sonrisa.

-Mi nombre está en tu pecho, así que por qué no lo dices. Venga, inténtalo- mordí mi labios - Kurama- Kurama rio- ¿lo ves?, no era difícil.

-¿Qué hiciste con Sasuke?- pregunte en un susurro. Al momento pude sentir su mirada analizarme.

-Mmmm, no es nada que debería importarte saber-pronunció, al instante noté por una de las esquinas de mi vista un brillo psicópata en su mirada, di un paso atrás- pero ya que te estas estado portando tan bien y realmente lo quieres saber, te lo diré. Recuerdas que te dije que te ayudaría a salvarte mientras aceptaras ciertas condiciones, ¿verdad?- asentí, levantando mi cabeza mirándolo a los ojos al instante volviendo a notar la malicia en ellos- Bien- extendió su sonrisa aún más si es que era posible- Después de que te desmayaras solamente le di una pequeña lección para que no vuelva a tocar lo que es mío- respondió resaltando la última palabra, me estremecí- Es más por qué no le mandas un saludo en mi nombre, pequeño zorrito. Y recuerda nunca volver a mencionar otro nombre que no sea el mío frente a mí- terminó ambas oraciones en un tono siniestro.

Volví a abrir mis ojos para ver de nuevo el cuarto de hospital, me levanté de la cama apoyándome del barandal de esta y continué caminando hacia la puerta apoyándome del muro, abrí la manija y empecé a caminar por el pasillo del hospital en busca del cuarto de Sasuke, revisando por la ventanilla de cada puerta de cada cuarto. Estaba asustado por lo que pudo haberle hecho Kurama a él, la mirada que puso cuando dijo que le había dado una lección me aterro. Esa mirada sólo prometía dolor y muerte.

Cuando al fin llegue al cuarto cuatrocientos veinticuatro pudo distinguir el cabello de Sakura por la ventanilla, antes de que siquiera pudiera tomar la manija Sakura me vio y vino hacia a mí haciéndome alejarme unos pasos de la puerta y ella posicionándose ahí, impidiéndome la entrada. Cuando me alejó de la puerta inevitablemente perdí el equilibrio y caí sobre mis rodillas a mitad del pasillo.

-Sakura, que bueno que te veo. Una señora me fue a ver hace tiempo pero no quiso decirme que había pasado con Sasuke, ni si quiera me pudo decir de que huesos me había roto en esta ocasión, ¿puedes creerlo? Enserio que si no te encontraba pronto a ti o Sasuke me habría vuelto loco y...-

-Naruto, para- Sakura me interrumpió secamente. Me lanzaba dagas con su mirada. Mi sonrisa se borró.

-Emmm, ¿pasa algo, Sakura?- me preocupaba perder a una de las pocas personas de la aldea que no me atacaban directamente.

- Naruto, ¿qué haces aquí?- pregunto secamente

-Y..yo acabo de despertar. ¿Qué pasa?, somos amigos, sabes que puedes confiar en mí, estamos para apoyarnos.

- Por favor, vete.

-Antes puedes decirme que ha pasado. Sé que estabas cuidando a Sasuke pero esto no tomara mucho tiempo, después de todo solo estuve inconsciente unos días e incluso podría pasar a saludar a Sasuke si no hay problema- mencioné sin perder la esperanza, seguramente Sakura actuaba de esa forma por algún malentendido.

-¡Naruto, cómo puedes atreverte a venir aquí, sabiendo que Sasuke está hospitalizado por tu culpa! - sentenció, elevando su tono de voz, las facciones de su cara habían cambiado a unas de enojo y fastidio- ¡No han pasado algunos días desde su batalla, han pasado cuatro meses! Después de la batalla Kakashi los encontró en el valle del fin y los trajo de regreso, Sasuke estuvo al borde de la muerte. PUDO HABER MUERTO.

-Sakura, por favor. Sabes que era una batalla, era la forma de traer de regreso a Sasuke. Él me apuñalo en el pecho, no tenía de otra-susurré bajando la mirada.

-Naruto, incapacitaste a Sasuke de un brazo. Te parece poco- cuestionó.

-N..no, pero si..- me volvió a interrumpir- Naruto, por favor vete. Hablemos después.

Asentí, parándome del suelo con las pocas fuerzas que mi cuerpo había reunido en este tiempo y me di la vuelta regresando al cuarto de hospital en el que me había despertado, ni siquiera había la tenido la oportunidad de ver cómo se encontraba Sasuke. Cuando llegué a mi habitación, cerré la ventana junto con las cortinas, subí a la cama y me senté apoyando mi espalda sobre el respaldo de esta, llevando mis rodillas hacia mi pecho y hundiendo mi cabeza entre mis piernas. Sentí el sentimiento de ser arrastrado, el mismo que sentía cada vez que el zorro me llamaba para hablar con él, sólo que esta vez me encontraba en una profunda oscuridad. Para estos momentos creo que incluso poder tener la compañía de Kurama hubiera sido mejor. Todo era mejor que volver a hundirme en esa misma soledad que poblaba mi infancia. Sentí las lágrimas caer por segunda vez desde que desperté.

Unión forzada / Kyunaru_ KuranaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora