Unión forzada / Kyunaru_ Kuranaru

Capítulo VIII

Naruto

La batalla entre Kakashi y Zabuza para mí fue como una cadena de acciones que se ven borrosas en mi mente y que sólo aumentaron mi culpa al contarle a Kakashi sobre mis sentimientos, seguramente debió haber salido herido porque su mente estaba en otro lado y no en la batalla. Me lo había dicho millones de veces, una distracción en batalla puede llegar a costarte la vida, lo había dicho tantas veces que se había llegado a grabar en mi mente "Naruto, si realmente amas a tus seres queridos nunca libres una batalla pensando en otra cosa que no sea en la batalla misma o podrías llegar a morir y con ello lastimar irremediablemente a tus seres queridos. Ten cuidado con eso, Naruto", esas habían sido sus palabras exactas. Y ahora el había puesto de lado su propio consejo de vida por mi culpa, porque justo antes de la misión había corrido a su departamento a mitad de la noche aterrado sobre el hecho de volver a ver a dos personas que se suponía ya ni siquiera deberían figurar en mi vida. Me sentía como una maldita carga, siempre ha sido así.

Afortunadamente, Kakashi no llego al punto de morir sino que sólo necesitaria descanso para recargar su chakra y estaría perfectamente bien al día siguiente. Pero Kakashi era un shinobi nivel anbu y conocido en todas las naciones elementales porque era fuerte, porque pudo haber derrotado al tal Zabuza recibiendo unos cuantos golpes y heridas pero nunca llegando hasta el punto de caer en una trampa de la que no pudo salir hasta que lo auxiliamos para luego perder todo su chakra después de la batalla. Fue claro para mí, estaba distraído. 

-Naruto, ¿podrías al menos vigilar bien los alrededores?, todos estamos haciendo algo para lidiar con la situación menos tú. Haz lo que deberías y sirve de algo- soltó  Sakura con rencor y superioridad.

Le debí contestar, le hubiera contestado en el pasado, pero ¿por qué?, ¿por qué sus palabras me dolieron tanto? . ¿por qué no podía decir las palabras que mi mente tenía planeadas para defenderme contra sus comentarios?

-¿Lo dejarás pasar?- la voz del Kurama resono en mi cabeza con fuerza.

Silencio. ¿Qué le podía contestar?

-¿Dejarás que la persona que te hizo prometerle que trajeras de regreso al Uchiha por un estupido enamoramiento y que te juzgó cuando lo trajiste de vuelta, hiriéndolo para poder sobrevivir y contarla al día de hoy cuando de por si ella misma no movió un solo dedo por eso te hable de esa manera?, ¿Dejarás que te haga sentirte una mierda cuando claramente no lo eres?- Me jaló hacia mi espacio mental. Aparecí frente al Kurama y algo me alarmo. Las barras de metal rojo con el sello no estaban frente a mí, mire por todos lados con velocidad y las vi. Seguían aquí pero estaban atrás de mí. Ya no me protegían de Kurama pero que no me había dormido envuelto en sus colas hace poco, ¿eso significaba que ya tenía tiempo que podía controlar aspectos de mi espacio mental?

-Terminaste- lo mire de nuevo, estaba ligeramente enojado. No le había gustado que desviara mi atención, lo note en sus ojos- Bien, como decía. Yo no salvé tu vida para que pudieras regresar a tu rutina de ingenuo e idiota que se la vive venerando a gente que no lo merece, gente que en vez de tratarte como una peste y como un basura debería tratarte como un príncipe.

-No te pedí que salvaras mi vida, tú lo ofreciste. Además, sigue siendo mi vida, mía. Yo puedo hacer lo que se me de la gana con ella- sabía que tenía razón en la parte de que no debía dejar que me trataran como basura cuando a diario sacríficaba mi vida como shinobi haciendo misiones por el bien de la aldea. Merecía respeto simplemente por eso. Más en el caso de Sakura, había hecho tantas cosas por ella a cambio de nada no podía por lo menos tratarme con respeto.

Kurama rugió- Tu vida es mía- afirmó - Podrás tener razón en que yo te ofrecí la posibilidad de vivir pero deberías agradecer por ello,  te dí una segunda oportunidad- me miro con una mezcla de emociones que no pude descifrar y continuó- Yo no te obligue a aceptar, tú aceptaste- Se agachó doblando sus patas delanteras quedando su hocico frente a mí, haciéndome conciente de nuevo de la diferencia de tamaño que había entre él y yo- Te lo dije antes y te lo repito ahora esperando que esta sea la última vez que lo repita porque mi paciencia se acabó y te aseguro que la próxima vez dejáre mi amabilidad de lado. Al momento que aceptaste el trato conmigo te volviste MÍO.  M.Í.O. Yo decido sobre tú vida. Yo decido sobre lo que haces con ella. Yo decido sobre cómo actúas. Yo decido con quien llegas a hablar y con quién no. Yo decido tus acciones- Sentí un poco de intención asesina proveniente de él, como para darle más fuerza a sus siguientes palabras-  Yo puedo decidir sobre cualquier cosa que tenga que ver contigo cuando se me de la gana, así que o te cuadras y aceptas la realidad o te quitó la libertad que benevolentemente te he estado dando. ¿Entendiste?