Capítulo 2: Dos caminos divergentes.

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Eran las 7 de la tarde en Konohagakure No Sato. En el orfanato donde Naruto yacía, los niños ya comenzaban a irse a sus habitaciones para descansar. Ya habían jugado todo el día y estaban cansados. Los trabajadores ya se disponían a irse y cambiar de turno con otros trabajadores. Cuando algunos trabajadores estaban por irse, de repente, unos extraños ruidos se escucharon en el orfanato. Venían de la habitación del Uzumaki, por lo que, rápidamente y con molestia, caminaron hasta allí. Jinai abrió la puerta con brusquedad, esperando atrapar al Jinchūriki haciendo algo indebido. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. El niño se encontraba acostado en su cama, mirando hacia el techo sin hacer nada.

"¡Oye! ¡¿Qué carajo estás haciendo, mocoso?!". Preguntó Jinai con furia.

El viejo Naruto no hubiera contestado, hubiera agachado la cabeza y se hubiera preparado para ser golpeado, sin hacer nada al respecto. Pero ese inocente niño ya no existía.

"¿Acaso estás ciega? ¿Me ves haciendo algo?". Respondió desafiante el rubio, para la furia de la mujer.

"¡¿Qué has dicho?!".

"¿Acaso también estás sorda? Parece que la grasa está afectándote demasiado". Respondió provocativamente el ojiazul.

Rápidamente, Jinai se abalnzó sobre él e intentó golpearlo, pero Naruto hábilmente se levantó y lo esquivó. La mujer intentó golpearlo dos veces más en el rostro, volviendo a ser esquivados sus intentos de golpes. Sin embargo, el pequeño niño no solo esquivaría. Tomó un palo de madera que había en el suelo y lo usó para golpear la cara de la mujer, tirándola al suelo. Si antes ella estaba furiosa, ahora ya estaba a punto de explotar.

"¡¿Cómo te atreves?! ¡Pagarás esto con sangre!".

"¿Ah sí? Yo si fuera tú tendría cuidado con lo que hago. Creo que si Hokage-sama se entera de lo que me han hecho durante todos estos años, se enojaría mucho. Probablemente mandaría a cerrar este lugar". Aquellas desafiantes palabras del Jinchūriki amedrentaron un poco a Jinai. Sabía que, después de todo, el demonio tenía razón. Ese vejestorio seguramente se enfadaría si descubriera todos los maltratos que el niño sufrió.

"Eres un mocoso insolente y desagradable. Por eso todos te odian, demonio. No eres más que basura". Jinai dijo con maldad, buscando herir los sentimientos del niño.

"Lárgate, déjame solo".

"Ojalá murieras y nos liberaras a todos de la desdicha de tenerte aquí". La mujer cerró la puerta con fuerza tras pronunciar esta frase, esperando haber lastimado emocionalmente al demonio. Esto no tuvo éxito. Naruto había escuchado cosas mucho peores que esas antes. Además, desde que tuvo su primer encuentro con Kurama hace un mes, nada de lo que opinaran los otros humanos le importaba.

"Eso estuvo cerca. Casi me atrapa". Pensó.

"Debes ser más silencioso, chico". Kurama dijo en su mente.

"¿Cómo quieres que sea silencioso mientras aprendo Ninjutsu? Es un milagro que aún no nos hayan atrapado". 

En este último mes, el rubio había dedicado día y noche a su entrenamiento. Al principio comenzó con el entrenamiento de Ninjutsu. En los primeros 10 días, pudo dominar 4 de los 5 jutsus que tenía que aprender. El Henge No Jutsu, el Kawarimi No Jutsu, el Shunshin No Jutsu, y el Kage Bunshin No Jutsu. El último jutsu, en cambio, había sido bastante más complicado de aprender. El Meisaigakure No Jutsu o Jutsu de Escondite y Camuflaje requería mucho más chakra que el resto, además de un control mucho más sofisticado. Este jutsu aún le resultaba muy complicado al ojiazul. Además de su entrenamiento en Ninjutsu, también comenzó a realizar un régimen de entrenamiento físico a cargo de Kurama. Con esto, el Uzumaki había aumentado su fuerza, su velocidad y su resistencia en una manera muy notoria. Había aprendido técnicas de Taijutsu gracias también a su inquilino. De hecho, en una batalla cuerpo a cuerpo, probablemente podría derrotara la mayoría de estudiantes de la academia, incluso los más avanzados. Mientras el entrenamiento de la academia era más lento y se centraba en una formación integral como ninja de forma lenta para no sobrecargar a los estudiantes, el entrenamiento que Naruto recibió fue mucho más exigente, lo llevó al límite, lo que generó un progreso mucho más acelerado. El Kage Bunshin había sido una gran ayuda para su entrenamiento de Taijutsu, ya que podía combatir con ellos. Además, los clones tenían la cualidad de que, al dispersarse, todo su conocimiento y aprendizaje pasaba al usuario original, lo que aceleró mucho más su progreso. Todo esto lo logró exclusivamente entrenando en su habitación con la guía de Kurama.

Naruto: Gemelos Aciagos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora