Lyra se recostó en su cama, sumida en pensamientos turbios que danzaban alrededor de su mente. La luz tenue de la lámpara apenas iluminaba la habitación, creando sombras que reflejaban la tormenta interior que Lyra estaba experimentando.
-¿Vale la pena seguir intentándolo? se preguntó en silencio. La imagen de su padre, Lincoln, se proyectaba en su mente, pero no de la manera que ella anhelaba. Cada rechazo inconsciente, eran como pequeños cortes en su corazón.
-Quizás debería rendirme, pensó Lyra con mucho pesar. El eco de sus propias palabras resonó en la habitación vacía. -Pero, ¿y si hay algo más? ¿Y si puedo encontrar la manera de llegar a él de una manera que realmente le importe?
Lyra se mordió el labio inferior, sintiendo la tensión entre sus emociones. La música, que normalmente le brindaba consuelo, ahora sonaba distante y desafinada. La realidad de su situación la golpeó con fuerza: amaba a su padre, pero la distancia emocional entre ellos parecía inalcanzable.
En el silencio de la noche, Lyra decidió reflexionar más profundamente sobre sus sentimientos y buscar una manera de superar las barreras morales que les separaban.
Al día siguiente, Lyra se despertó con una determinación renovada. El sol se filtraba por las cortinas, pintando de tonos cálidos su habitación. Aunque el peso de sus dudas seguía presente, Lyra decidió enfrentar la jornada con una actitud diferente.
Se levantó de la cama y se vistió con su característico atuendo, una mezcla de estilo propio y elegancia. Mientras revisaba su reflejo en el espejo, una voz interior le recordaba que valía la pena luchar por lo que deseaba.
Bajó las escaleras, encontrándose con el bullicio habitual de la casa. Su hermana, y Lola cada una inmersa en sus propias actividades, no notaron la tormenta interna que Lyra intentaba calmar.
En la cocina, Lincoln estaba preparando el desayuno. Al ver a Lyra, le dedicó una sonrisa cariñosa. "¡Buenos días, cariño! ¿Cómo amaneciste hoy?"
Lyra devolvió la sonrisa con un asentimiento, pero sus ojos reflejaban una seriedad que no pasó desapercibida para Lincoln. Aunque él quiso preguntar, notó la decisión en la mirada de su hija y optó por respetar su silencio.
En la escuela, mientras caminaba por los pasillos, Lyra se topó con Joseph y Joan. Joseph, el hermano menor de Joan, la saludó con entusiasmo y le dio un cálido abrazo.
-¡Lyra! ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Cómo has estado? expresó Joseph con una sonrisa amigable.
Lyra, aunque sorprendida por el afectuoso recibimiento, respondió con una sonrisa leve algo incomoda. -Ho...ola, Joseph. Sí, ha pasado un tiempo. Todo bien, gracias.
La amistad entre ellos se notaba, y Joan, ajena a los sentimientos de Joseph, observaba la escena con una expresión de complicidad. Joseph, con su actitud animada, parecía haber mantenido su encanto a lo largo del tiempo.
-¿Cómo va todo en la escuela, Lyra? preguntó Joan, uniéndose a la conversación.
Mientras compartían algunas anécdotas, Lyra notó que algo en su dinámica había cambiado, aunque no sabía exactamente qué. La incertidumbre persistía mientras continuaban su camino hacia las aulas.
Después de clases, Joseph se animó a invitar a Lyra a dar un paseo al parque. Sin embargo, para su desánimo, Lyra buscó hábilmente un pretexto para retirarse, mencionando otros compromisos o simplemente expresando que prefería quedarse en casa.
Observando la situación, Joan notó la insistencia de Joseph y decidió abordar el tema más tarde, cuando se encontraron camino a casa. Mientras esperaban en un semáforo, Joan le preguntó con una sonrisa forzada -Oye, Joseph, ¿no crees que estás siendo un poco... muy insistente con Lyra?
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Él es como el vino (The Loud House)
FanfictionAdvertencia de contenido explicito que pueden herir la susceptibilidad de algunas personas, la historia base no me pertenece y es propiedad de Nikelodeon, no verla si eres menor de edad +18 Lincoln Loud un hombre a punto de entrar a los 40, vive act...