☆ Coffee FNF ☆

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Iban en el auto del mayor, Seungmin iba de copiloto mientras que el mayor manejaba y los otros dos estaban en los asientos de detrás. Un silencio algo incómodo se estableció desde que entraron, solo se escuchaba la música de la radio y el tarareo del castaño al escucharla.

—¿A dónde vamos primero? ¿A los juegos que te roban el dinero o a los mecánicos? —preguntó el menor de todos dedicándoles una sonrisa que hacía ver sus hoyuelos.

—¿Nos dividimos? —preguntó el mayor ignorando por completo la pregunta del pelinegro.

—¿Dividirnos por qué? —preguntó ahora Seungmin.

—¿En algún momento podremos ir al barquito? —cuestiona Changbin.

El menor aún seguía con su sonrisa y viendo cómo lo ignoraban, las comisuras de sus labios cayeron poco a poco.

—¿Por qué en vez de hacer preguntas estúpidas no me contestan? ¿Que no les enseñaron que para tener un diálogo hay que respetar turnos? —dijo algo enojado de que lo hayan ignorado.

—¿Cuál? —preguntó de vuelta el rubio sabiendo que lo interrumpió a propósito.

Mientras estos dos mantenían cierta rivalidad, los otros dos hablaban plácidamente sobre las distintas cosas que harían hoy.

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Los cuatro chicos habían estado aproximadamente unos 15 minutos en el parque de los cuales 10 de ellos habían sido esperando en la fila para ir al barquito justo como quería el mayor de los pelinegros y por fin ya estaban subiendo las dichosas escaleras del juego.

BangChan, Seungmin, Jeongin y Changbin se sentaron en la punta de la atracción, ya sabiendo que es donde más se sentía la presión del juego.

El juego empezó a marchar y el pelinegro mayor alzó los brazos, acción que imitó su compañero al lado, mientras que los otros dos estaban sujetados a la barra de metal.

El juego llegaba cada vez más y más alto. Changbin había bajado sus brazos, ahora estaba gritando mientras abrazaba al menor que aún seguía con los brazos arriba disfrutando de la adrenalina.

Seungmin también gritaba pero notablemente más bajo, lo disfrutaba y BangChan trataba de hacerse el fuerte y noostrar miedo cuando por dentro estaba maldiciendo en 10 idiomas diferentes por el miedo que le causaban las alturas.

Lo quiso ocultar pero el castaño a su lado se dió cuenta de su miedo y tomó su mano, el rubio al sentir el tacto abrió los ojos y miró al chico a su lado que le estaba dando una sonrisa en señal de apoyo y esto tranquilizó un poco los nervios del mayor.

Una vez que terminó el tiempo en el juego los cuatro chicos bajaron. Los dos mayores con las piernas flaqueando, fueron en busca de un banquito para sentarse y los dos menores solo se estaban riendo.

—Ven Bin, vamos a buscar comida —dijo el Jeongin y el mencionado aceptó, a mala gana pero aceptó.

—¿Te diste cuenta? —preguntó el mayor cabizbajo desde que los otros dos se fueron.

—¿De qué? —preguntó Seungmin

—Que le temo a las alturas —el menor asintió—¿Cómo?

—Es que apretabas tanto la barra que tenías los nudillos blancos, apretaste los ojos y tenías el ceño fruncido. Pero no tiene nada de malo temerle a las alturas, yo le temo a la oscuridad y al mar, por eso prefiero las piscinas antes que las playas, los ríos son mi única excepción.