Capítulo VI

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Capítulo 6: Harry tiene tres neuronas. Una para comer, otra para responder, la última para hacer todo eso a medias y sin entender qué pasa con Draco

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— ¡Háganse a un lado que llegó la alegría y el sabor!

Serene se detiene ante la puerta de la oficina y dice:

— La fecha de entrega de las órdenes en tu oficina está a punto de vencerse.

— Ten cuidado que en el plato que dejaste ya hay vida creciendo —comenta Lissandro.

Rachid también hace su bienvenida:

— ¿Recuerdas el puesto en el que siempre comías Crepas? Encontramos un nido de pixies ahí y el lavado intestinal corre por tu cuenta.

Ron Weasley se retira de la cabeza el pequeño sombrerito hawaiano que llevaba.

— Oh.

— ¡Te ves bien, Ron! —saluda Neville.

— Gracias —susurra, y se deja caer en la silla giratoria de su pequeño cubículo—. Al menos ustedes se alegran por mí.

— Sí —saluda Harry—. ¿Crees que se necesita ir a lugares externos con alguien para decir que es tu amigo?

— Y me reemplazaste. Genial.

Harry balancea su pluma en su propio escritorio.

— No le llamaría un reemplazo. Se siente totalmente distinto a ti. Ya sabes. Mucho más impresionante.

— Gano a Hermione y pierdo a mi mejor amigo. Lo tenemos todo, y no tenemos nada —lentamente, se escucha un movimiento en el cubículo de al lado y un momento después la cabeza de Ron sobresale por la pared entre ellos—. ¿Estás acaso enojado por el trabajo que te dejé?

— No realmente.

Nota que su respuesta corta hace a Ron tensarse, como si eso significará sí de esta de malhumor. Harry se estrega la cara. No lo está. Solo está... atrapado en un pensamiento. Eso.

— Hombre, ¿sabes qué? Compararé entradas para el próximo partido, trae a tu nuevo amigo. Nos vamos a divertir —ofrece Ron.

— En realidad es más bien un ermitaño.

Y, al decirlo, Harry se recompone.

— Tienes razón, Ron —dice Harry.

— Lo sé. ¿En que la tengo?

— Que no le guste salir al mío no significa que no haya al menos el inicio de una amistad, solo debo ir lento, como un cervatillo, y sacarlo poco a poco. Que listo eres —comprende Harry—. Me alegro de que hayas vuelto.

Ron sonríe.

— Amigo, gracias.

...

Aunque haya sentido envidia en su momento, no le toma demasiado entender que no hay necesidad. Tiene su propia prueba de que ha hecho avances: los almuerzos.

Se han vuelto parte indiscutible de la rutina de Harry, los cuales pueden transcurrir en la cafetería frente al ministerio cuando tiene mucho trabajo o en la mansión de Draco si cuenta con el suficiente tiempo. Esos días, donde el tiempo está en su poder, suelen dar paseos en el inmenso patio a menos que haya lluvia, casos en los que Draco vuelve antes a su oficina y comienza a trabajar en lo suyo mientras Harry habla del día, del trabajo, de Neville, o de que pronto será un festivo y que planea colarse en el entrenamiento de su viejo equipo de Quidditch. Draco lo escucha sin poner mucho de sí pues sus deberes con la alquimia no son algo que uno pueda hacer distrayéndose demasiado.

A Harry No le Pagan lo Suficiente // Harco - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora