Capítulo X

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Capítulo X: Hay un límite para lo que uno puede obviar, y hay alguien que lo entiende más de lo que el propio Harry

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Harry no es una persona mañanera para nada.

Suele despertar con una fuerte bruma en la cabeza que adormece todo lo qué hay dentro suyo. Lo deja en nada.

Ni siquiera le llama la atención la idea de batirse en duelos catárticos con criminales. Mucho menos puede conseguir que le interese limpiar el mugre qse siente tras estar tanto tiempo en las sabanas.

Cuando dice que no es persona en las mañanas lo dice muy sinceramente, y solo Ginny lo entiende lo suficiente para reírse como se debe por la afirmación.

Ella lo ha visto en vivo y en directo cuando las sábanas se caen en la noche y a falta de ropa se enredan para conservar el calor. Entonces Harry se levanta con los mechones pelirrojos en la cara y los escupe sonoramente sin ser capaz de pensar en nada, y Ginny se despierta entre dormida para sacárselos y volverse a acomodar. A veces siguen durmiendo. Otra veces ella se levanta por una manta solo para que al volver Harry se la quite egoístamente, porque los caballeros solo lo son despiertos.

Ginny pelea por ella con él, subiéndose encima suyo si es necesario y girando con él en la lucha.

A veces ella lo besa, divertida.

Y él se da la vuelta y vuelve a dormir.

Ya lo ha dicho. Es un bastardo en las mañanas.

Por supuesto que lo sigue siendo, quizás aún más porque este colchón bajo suyo es demasiado cómodo y sería un pecado abandonarlo.

Así que no es una sorpresa que cuando en algún lugar a su alrededor los sonidos de pisadas contra la madera del suelo son demasiado repetitivos para ignorarlos, Harry se gira en dirección contraria a ellos y estrega su cara en la almohada, dedicándole un poema silencioso a su dependencia al colchón.

Algo le presiona la rodilla sin clemencia.

— Hay tostadas y mermelada en el nochero. Evita atragantarte. Siempre he querido matarte yo mismo y sería una pena que me ganara un poco de harina y cicuta.

Cicuta. Eso no está bien.

Pero no lo va a ni a recordar después.

Fórmula un sonido que espera se escuche como una amenaza y no como un graznido de apareamiento de Errol.

— Si sueñas conmigo no uses los dientes —elegantemente responde Satanás con el cabello decolorado.

Harry quiere enseñarle el dedo medio, pero es demasiado esfuerzo. Rodea la almohada con sus manos y vuelve a hundirse en la nostálgica oscuridad...

Excepto que el rechinido de una puerta penetra en su sistema como tinta en agua.

Abre uno de sus ojos, y se encuentra con Draco bien arreglado mirando el reloj de su muñeca una última vez antes de irse por la puerta.

— ¿A donde vas? —su voz rasgada por el desuso pregunta.

Draco lo mira sobre su hombro.

— Escapo de la escena del crimen antes de que mi padre despierte y me caiga el discurso de los huesitos de mis antepasados revolcándose por mi comportamiento.

— ¿Sin mí?

— Dado que me dirijo a mi propia casa, sí, sin ti —extiende su palma en un ademán— Pero ya que puedes hablar levántate y vete a tu casa. Tú elfo doméstico ya debe estar haciendo su curriculum para pedir trabajo aquí.

A Harry No le Pagan lo Suficiente // Harco - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora