Capítulo I.

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La inmaculada nieve adorna el piso de los fríos arboles de pino cubiertos de copos de esta. Puedo sentir la brisa acariciarme y el silbido hueco hacer música en mis oídos; no es agradable, de hecho me estoy congelando. Estoy sola en medio de un bosque vacío parada sobre restos de ramas mezcladas con nieve y hierba. Mi estomago desciende como si hubiera tragado un saco de piedras; no sé si le tenga miedo a la nieve, o a la soledad, pero tengo que salir de aquí.

Camino rápidamente cuando veo el reflejo de algo escabulléndose entre los troncos de los arboles estrepitosamente. El silencio es tan vacio y tenebroso que puedo escuchar la respiración agitada que sale de mis pulmones. Doy unos pasos lentamente mirando a ambos lados cuando siento una húmeda y cálida respiración cerca de mi nuca.

-Mierda.- La imagen desaparece y me alivio al saber que era un sueño.-¿Quién encendió el aire acondicionado?- No suelo encenderlo en invierno, el frío es horrible y las fosas nasales se me hinchan. Miro el reloj de la mesilla de noche. Son las 7. Me queda una hora para estar lista. Aparto las sabanas y me pongo en pie, me voy a orinar.

-¡Se acabaron las galletas!

-Cuando vuelva te traigo unas. Ya sabes, no quiero desordenes. Te quiero.

-Y yo a ti, no se te olviden las galletas.

Seguramente Augus se quedará solo en casa, trancaré la puerta de mi habitación con seguro; es como una ley, todos los hermanos menores tienen que joderte la vida.

Termino de alistarme, o lo que se dice alistarse, la verdad es que hoy no ando de humor para maquillarme ni para usar ropas ceñidas, no es que ande en mis días, simplemente no me apetece. Tal vez sea el invierno. Llevo una blusa de mangas largas y un sweater, dos leggins y unas botas.-Qué mejor para abrigarse del frio.- Tomo el bolso y el libro de guía de literatura. Es bueno saber que aun no tengo hambre, porque no me da tiempo de preparar un desayuno. Tomo las llaves de la camioneta y salgo de la casa temblando.

-Joder, olvide ponerme guantes.-Gruño al abrir la puerta de la Toyota. Es de mi Padre, pero como él se la pasa manejando en la camioneta que le adquirió la compañia, me asignó esta "mientras tanto".

Las calles recién limpias de nieve lucen solas, así que aumento la velocidad encendiendo la calefacción. Luego de tres cuadras más aparcó la camioneta en el estacionamiento subterráneo de la institución. Fila B13. Me aseguro al bajar. La semana pasada olvidé donde la había estacionado, así que tuve que pasear entre los carros hasta conseguirla. He pensado seriamente en tener principios de Alzheimer. Troté un poco hasta llegar al pasillo de aulas.

Al llegar al salón ya se habían pasado cinco minutos de retraso, sin embargo el profesor me dejo entrar, miré hacia arriba entre la pequeña multitud y encontré un puesto desubicado. Saqué el libro, el cuaderno y el bolígrafo. Resulta que hoy era el debate acerca de la novela que nos habían pedido la semana pasada, gracias a Dios me lo había leído todo. Uno de los mejores placeres de la vida, es hacer algo que te agrada, así todo te sale bien. Literatura Inglesa, te amo.

Luego de dos horas de discusión por fin nos dejaron salir. De hecho salí casi a empujones gracias a los puñeteros mal educados que posiblemente:

a) Tenían hambre y les urgía salir de ahí.

b) O era la emoción de las vacaciones.

-¡AHÍ ESTAS!- Kate viene a toda prisa hacia mí, lleva un abrigo azul que le llega más abajo de las caderas y unos jeans. Se ve bien. Pero no se lo diría, ya ella diría que no, que necesita hacer mas ejercicio y comer menos. -¿Qué harás en vacaciones?

- Viajaré con mi familia a la casa del bosque, ya sabes, me agrada pasar las navidades con mi familia.

-Aja. Tu siempre tan hogareña.-Dice rodando sus verdes ojos.-¿Ya desayunaste? Bueno, la verdad es que no me importa si ya lo hiciste, acompáñame a la cafetería.

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