❝第二❞

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-¿Qué quieres?- pregunta desafiante, aunque no se siente intimidado por el pequeño joven de radiante cabello naranja.

-Ho-hola.- los nervios fundieron al hombrecillo, y eso era notable; su cuerpo temblaba levemente, su mirada estaba enfocada en el suelo, y por supuesto, su tartamudeo.

-Hola.- responde con sequedad.

-¿Quieres... quieres?

-¿El qué?

-¿Sabes lo que es un armador?

-¿Qué?

...


Shiratorizawa era una escuela grande, demasiado grande. Con fondos semejantes a los de un bosque y una edificación igual a la de una academia prestigiosa estadounidense. Tanta elegancia en su diseño le generó incomodidad, era muy probable que lo echaran si daba un paso más y pisaba legalmente el suelo de la institución.

La "misión" era peligrosa, y el muy idiota ni siquiera fingió ser un estudiante llevando un uniforme falso o robado. Ahora que se lo ponía a pensar, hubiera sido fácil romperle la cara a algún niñato y robarle el uniforme, pero su ansiedad bloqueó ese pensamiento. Esperó en la puerta hasta que le llegó un mensaje a su teléfono, no alcanzó ni abrirlo y vio como un muchacho uniformado se acercaba con su mano en alto.

-¡Oi, oi!- gritó la figura.

Cuando la figura del muchacho se acercó más pudo reconocerlo. Una sonrisa se formó en su rostro y mostró sus dientes caninos en ella.

-¡Hagiwara! ¡Cuánto tiempo!- ofreció su mano y se dieron un manotazo como saludo. -¿A dónde es la puerta trasera? Nunca la encontré.

El de ojos celestes suspiró.

-Sabía que te iba a pasar eso, por eso les dije a los profesores y al director que tú eras mi visita. - mantuvo sus ojos abiertos durante su explicación. Al abrirlos, se percató de la mirada de duda en el rostro del azabache. -Las visitas son amigos o familiares, pero sólo vienen los fines de semana. Me costó mucho convencerlos, tuve que ser un lame botas todos estos meses por si se me presentaba una oportunidad así.

-Ah.- murmuró con entendimiento.

-Ahora vamos, te llevaré a mi cuarto. Oculté el paquete abajo de un tablón. -le susurró lo último al oído.

Dicho esto, Akazawa lo siguió como un Pati bebé a su madre, siguiendo cada uno de sus pasos atrás de él. Si fuera otra ocasión, iría a su lado, pero en este momento no quería ser muy visto, por lo que "esconderse" atrás de él de forma muy disimulada era la mejor opción. Pasaron por los pasillos de la academia, y para su suerte, no había nadie, cosa que tuvo incoherencia al principio pero fue un alivio.


-¿Y cómo fue tu primer día? ¿Faltaste de nuevo, rufián?- pregunta con picardía, pensando que sería el típico "sí" de siempre.

-No, esta vez sí fui.- declaró. -Conocí a un par de idiotas y me metieron en un club de voleyball.

-Karasuno es una mierda en el voleyball, por algo los llaman "Los Cuervos Caídos".- expresó con cierto desagrado, haciendo una mueca con ese sentimiento. Tuvo una charla con el equipo de voleyball de su academia, y todos opinaban lo mismo: Karasuno era una mierda. Las opiniones eran tan negativas que hasta le dio lástima Akazawa por anotarse allí.-Es una vergüenza ir a esa preparatoria, deberías cambiarte, ni siquiera es buena su educación.

-Me importa una mierda, yo sólo quiero terminar la preparatoria y tratar de ser voleibolista.

-¿Voleibolista? Juegas bien, pero ... esa preparatoria no te llevará a ningún lado. Los de aquí son buenos jugando, pero te suicidarías si vieras los exámenes diarios que nos dan para ver si prestamos atención o no en clases.

-Yo jugaré voleyball y ya, me iré a otra escuela si no puedo avanzar en esta, o dejo los estudios a la mierda.-

-Eres capaz de hacerlo, como sea, ya llegamos al pasillo de dormitorios.- puso si mano sobre la manija de la puerta, pero antes antes abrirla volteó a verlo.- Quédate callado, sino otro estudiante va a vernos y decir algo. Yo ya arreglé todo, pero no quiero problemas menores.

-¿Y a mí qué carajo me importa? Que me escuchen, me da igual.

Hagiwara suspiró intranquilo y rendido a la vez. No era capaz de detener a un cabrón lo suficiente hijo de puta que era capaz de gritar en una escuela llena de desconocidos en plena hora de receso.

Caminando por los pasillos, escucharon ruidos provenientes de otras habitaciones. Unos más fuertes que otros; eran gritos, otros sonidos eran simples música, y los menos notorios eran cortas charlas que se escuchaban por unas pocas puertas abiertas.

Ya en la habitación correspondiente, Sanzo miró detenidamente el lugar. Estaba muy ordenado, con colores blancos y celestes abundantes que le generaban incomodidad. "Demadiado perfección" quizás, o tal vez era el hecho de pensar que su amigo pasaba toda la semana encerrado allí sin poder salir hasta el fin de semana.

-¿Quién es tu compañero de cuarto?

-Shirabu, un chico del club de voley.-habló mientras terminaba de acomodar las sábanas de su cama. Luego se sentó sobre ella y esperó hasta que Akazawa imitara su movimiento.-Me da igual, ese chico es demasiado correcto y es tan estúpido que no se percata que Semi Eita lo odia.

Unos golpes en la puerta hicieron que Hagiwara rodara los ojos.

-Hablando del Rey de Roma... ¡Hola, Shirabu! ¿Cómo te fue en el examen de inglés?

-(Qué falso.)- pensó Akazawa mientras veía ingresar a un hombre más pequeño que él al cuarto. Algo que no pudo evitar ver fue su flequillo raramente cortado, era realmente llamativo.

-Pudo irme peor...- respondió el joven mientras se sentaba en la cama y urgaba por los muebles en busca de unos libros.

-¿Peor? ¿Acaso te sacaste un 99?- bromeó Akazawa para aliviar un poco la tensión.

-56...

-Vaya... pues no tan mal.-habló Hagiwara.-Cómo sea, no le digas a nadie que traje a este idiota, se pondrán celosos por mis derechos.- apuntó a Akazawa descaradamente.

-Tranquilo, no diré nada.- dijo con tranquilidad y desinterés, tan relajado que Akazawa se detuvo a pensar en la increíble voz que tenía.-Disculpa, ¿Tú te llamas...?

-Dime solo Akaza.

-¡Nadie te llama Akaza, imbécil engreído!

𝐜𝐢𝐠𝐚𝐫𝐞𝐭𝐭𝐞𝐬 𝐚𝐟𝐭𝐞𝐫 𝐬𝐞𝐱 - ʜᴀɪᴋʏᴜᴜ x ᴍᴀʟᴇ ʀᴇᴀᴅᴇʀ Where stories live. Discover now