"¿Te acuerdas cuando eramos niños? ¿La vez que me hice mierda la cabeza y tú sólo me besabas?" Pregunta Akazawa entre risas mientras lleva un vaso lleno de voska hasta su boca. Habían llevado ilegalmente alcohol a las instalaciones del Nekoma para disfrutar un poco más su último día de campamento. Tirado al lado suyo estaba shoyo, rojo como tomate a causa de beber un solo sorbo de alcohol. Hinata era muy sensible, y eso Akazawa se lo veía venir. Sin tomarle importancia al cuerpo inerte en la habitación, Akazawa invitó a Akaashi un rato para pasar la noche.
El japonés estaba aturdido, escuchando todas sus palabras casi tirado en la mesa. Akaashi también era sensible al alcohol, pero no tanto como Shoyo. Ocurrentemente, cuando ganaban un partido en el Fukurodani, se iban a beber unas copas de vino al bar más cercano. Como parecían mayores, siempre los aceptaban. Akazawa maldecía eso de Akaashi, su altura y apariencia lo hacían pasar muy fácilmente como un joven adulto de veinte años. Muy envidiablo tomando en cuenta que era capaz de conducir un auto y nadie se atrevía a decirle algo.
"Por favor... no fue tan grave." Se excusó Akaashi al mismo tiempo que movía su mano y la llevaba hasta la copa de vino tinto. La acercó a sus labios y bebió rápidamente todo el contenido."Alcan... alcanzame más, por fa-."
Antes de poder terminar de hablar, sintió algo caliente sobre sus labios. Eran los labios del contrario bailando sobre los suyos, intentando explorar más el territorio que hace mucho no le era desconocido. En su defensa, Akazawa era un borracho caliente, incapaz de mantener sus hormonas calmas. Un beso fogoso y ya sentía su entrepierna levantarse en busca de un roce más fuerte. Akaashi no se quedaba atrás, sentía el calor del alcohol aumentando sus ganas de follar. El de ojos celestes fue desarrollando su pantalón torpemente, aún aturdido por el alcohol y el sonido de la música que había puesto Tanaka desde su habitación. El sonido era tan fuerte que reavivaba más sus ganas de vomitar y mandar al carajo todo. Pero seguía allí, moviendo sus manos en busca de abrazar el cuerpo del contrario de brillantes ojos color oro, que brillaban bajo la tenue luz de la habitación.
Akazawa, adormecido y envenenado por tanto alcohol y hormonas, comenzó a frotarse contra Akaashi lo más que podía, buscando más excitación. Necesitaba más. Se acercó más a Akaashi y se sentó sobre sus piernas, apuntando exclusivamente el paquete que se encontraba entre ellas.
"¿Sabes que parece que me estás retando?" Murmuró Akaashi en cierto momento mientras levantaba levemente su cabeza para ver aquellos ojos filosos."¿Realmente quieres que hagamos eso, precioso?"
"Tú sabes que sí." Respondió Akazawa sonriente mientras bajaba y subía en tiempo constante sus caderas. Akaashi sintió la fricción matándolo.
El azabache de hermosos ojos de mar llevó su cabeza hacia atrás y abrió su boca para murmurar mientras sentía como sus pantalones eran bajados. Akazawa se había bajado para arrodillarse y tomar su miembro descubierto.
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Kuroo está frente a Kenma, ambos en frente de una mesa con unas tazas llenas de café apoyadas encima. Sus ojos están perdidos en el café caliente. Se arrepiente totalmente de haber decidido no dormir una noche entera para disfrutar de jugar a la play station con Kenma. Ambos podían escuchar los leves sonidos que emitía Akaashi desde la otra habitación.
"Creo que no debimos de haber bebido café." Dijo Kuroo entre susurros, mientras sus manos rodeaban la taza de café aún casi llena. Sólo había dado unos sorbos y la poca cafeína no lo había dejado dormir.
"Oye Kuroo." Kenma llamó su atención. Lo cual fue captado de inmediato. Kuroo no era idiota, sabía que se avecinaba una pregunta incómoda acompañada de los murmuros tan poco convenientes de Akaashi.
"¿Sí?" Preguntó Kuroo ladrando su cabeza hacia un costado, tratando de sonreír levemente para calmar el acalorado ambiente.
