El Peligro Al Acecho.

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Para Balto, no fue tan impactante teniendo en cuenta que él ya estaba preparado para lo que vería. Bueno, preparado como quien diría, no, él también quedó impactado de todas formas. Pero también a decir verdad, esto era algo que él ya se esperaba venir. Más exactamente él esperaba ver algo enorme y aterrador. Ya se lo esperaba.

Pero definitivamente no fue lo mismo con el resto de su familia. Ellos simple y sencillamente no podían creer lo que veían. Nunca en su vida habían visto nada igual.

Los nervios se apoderaron de todos ellos de inmediato, primero había tenido que ser sentir que algo se acercaba, justo después de eso, sentir directamente la tierra temblando bajo sus pies, pero no por un sismo o un terremoto, sino que estás literalmente se escucharan como pisadas, que con cada una hacían temblar la tierra, pero ya por último, verde pronto a tantos animales, como lo serían varias ardillas, conejos, pájaros y al menos un par de alces, todos ellos echando a correr de forma desenfrenada. Huyendo por sus vidas, alejándose de lo que muy seguramente era la zona de peligro.

No tenía ningún sentido, y al menos hasta ese momento, mas que preocupación o miedo, era en realidad, desconcierto e intriga lo que les generaba todo aquello que estaban mirando, porque no entendían que era lo que llevó a un montón de animales a huir desesperados. Ellos claramente no pensaban hacer lo mismo, porque no veían una razón para hacerlo.

Pero luego esta misma razón les cayó justo encima. A lo lejos vieron algo acercándose, a partir de ahí los nervios comenzaron a nacer dentro de ellos, porque no se parecen lo absoluto a algo que hubieran visto antes. Se veía enorme, imponente, pero sobre todo, extraño. Balto también estaba más que lejos de poder considerar que ya se había acostumbrado a ver estas cosas, estaba más que lejos de estar preparado para algo así, pero de alguna u otra forma se podría decir, que él en cierto modo se lo tomó con mucha más calma que el resto de su familia, porque eso sí, no era la prima en su vida que él veía algo similar. Y haberlo visto antes en dibujos, sí que se veía mucho peor en persona. También se apoderó de él tal y como lo hizo con su familia, ese sentimiento de miedo, angustia y terror.

La vida de todos ellos peligraba, pero el miedo le sabía paralizado el cuerpo. Balto por su parte tampoco habría podido reaccionar a tiempo, y no fuera por este ser que afortunadamente estaba de su lado, y que también va a estar con solamente hablarle para hacerlo reaccionar.

Tras haber vuelto en sí, el grupo no perdió más el tiempo y de inmediato corrieron a buscar un lugar seguro para refugiarse, antes de que pudieran ser vistos por aquella cosa, porque de lo contrario, corrían el riesgo de convertirse en su cena. O quizá algo peor.

Huyeron a toda velocidad, hasta llegar a lo que parecía ser una madriguera deshabitada. Quizás habían huido sus habitantes de la misma, al darse también cuenta del peligro que ellos corrían, sin embargo ellos no eran lo importante en ese momento, lo importante era que ellos estuvieran seguros. Nunca antes en su vida, Balto se había sentido en mayor peligro como en ese momento, fue una experiencia única, pero por supuesto, no para bien. Bien dicen que no es correcto intentar jugar con la muerte. Así que ellos tampoco le iban a jugar a aquella criatura, queriendo llamar su atención y hacer que los persiga pensando en que podrían huir de él. No, ellos se quedaron donde estaban, resguardándose cada vez más a fondo en la oscuridad de esa pequeña cueva, mientras esperaban con gran impaciencia que aquella criatura se fuera cuanto antes de ahí. Boris, al no tener ni la más mínima idea de lo que estaba ocurriendo, llegó a un punto en el que sí comenzó a arrepentirse de haber decidido tomar esa misión. Pero nunca se cuestionó de que si acaso, Balto sabía algo de todo aquello. Claro para el final del día, Boris muy inocentemente creía que esto era tan nuevo para Balto como lo era para él.

Jamás se le pasaría por la cabeza a la idea de pensar que su hijo, podia tener contacto, con seres fantasmagóricos y casi espectrales, no, para él todo aquello sonaba demasiado ridículo. Una idea muy tonta, de lo más tonta.

Estaban temblando de miedo, el reflejo de la figura que ahora tenían a solo unos cuantos metros, se vio reflejado en los ojos dorados de Balto, la criatura definitivamente tenía todas las características, de ser un ser que Balto solo verían sus peores pesadillas.  Era alta, delgada, con un cuerpo que parecía tener una piel algo difícil de describir en cuanto a características, no sabía de qué rayos estaría hecho, pero era enorme. Nunca en su vida había visto nada igual, sin embargo, tanto para él, como para cualquiera, la parte más llamativa del cuerpo de esta criatura, era definitivamente su cabeza. Una combinación de algo raro, pero que de igual forma no dejaba de causar inquietud, en todo aquel que llegase a verla por primera vez.

Los pasos que daba eran tan pesados al parecer, que Balto luego observaba cómo quedaban marcados en el suelo literalmente. Pero algo que lo llevó a no poder dejar de temblar levemente, al igual que a Boris y los dos osos, fueron los sonidos que esa criatura emitía, sus sonidos no eran extraños, o bueno, si lo eran, pero justamente eran extraños porque eran conocidos. Porque se parecían mucho a sonidos que ya, la gente como ellos, estaban más que acostumbrados a escuchar.

Algo no estaba bien, en serio quisiera llegar al fondo de esto. La presencia de aquella criatura, de verdad le había proporcionado a Balto, una experiencia tan única, que de inmediato muchas ideas comenzaron a pasar por su cabeza. De pronto hasta incluso parecía haberse olvidado de que tenía miedo y que estaba justamente resguardando su vida y la de su familia, en su cabeza solo pasaba una pregunta por sobre todo ¿Cuantos extraños eres como esa cosa habrán en este mundo? Si habría seres peores que aquella cosa que ahora estaba viendo, no se lo quería ni imaginar, ahora había sido esta idea, una idea que no se comparaba con su realidad actual, y que aún así fue mucho más fuerte para hacer que un escalofrío le recurriera completamente el lomo. De solo pensar en lo que pudiera estarles esperando.

La criatura tardó alrededor de 15 minutos en irse. Cuando lo hizo, el grupo todavía considero que sería mejor esperar otros 5 minutos más antes de por fin poder salir de su escondite. Aún no podían procesar nada de lo que habían visto. Algo no estaba bien aquí, pero no lograban entender aun que era. O de dónde había salido, nada parecía tener sentido ahora, el sentimiento de miedo que habían tenido hace un momento, fue ahora reemplazado por una sin fin de preguntas que no sabían responderse a sí mismos.

Boris estaba perplejo, pero como ya se había mencionado hace un momento, había comenzado a arrepentirse de haber emprendido el viaje. Estaba considerando muy seriamente, regresar al pueblo y abortar la misión, todo esto simplemente parecia hacer un viaje suicida. Ahora se daban cuenta de que en realidad no tenían ni idea de qué cosas se escondían en el bosque, literalmente acababan de tener un encuentro con un ser que nunca antes habían visto, ni del que hubieran escuchado hablar algo parecido.

Balto solo pudo mirar con preocupación, como el pequeño par de osos, Muk y Luk, se acercaban más que asustados a Boris, para abrazarlo con fuerza, mientras le preguntaban una y otra vez que había sido esa cosa. Incluso si no les había hecho nada, ellos de igual forma tenían miedo, pero también estaban fascinados y asombrados. Cosa que desde luego, no iba a quitar el hecho de que el ganso ruso ya se estaba convenciendo cada vez más, de que quizás y solo quizás este viaje podría en realidad ser una mala idea. El perro lobo ya se estaba esperando algo así, se lo habría imaginado en un punto, luego de haber visto aquella lombriz y aquellas criaturas que se ocultaban detrás de la neblina, sabía que tratándose de alguien como él. De alguien como su padre, que no era para nada alguien miedoso ni cobarde, sino alguien que solamente se preocupaba por su familia y por mantenerlos a salvo, pronto le iba a parecer un trayecto demasiado arriesgado. Y también lo llevaría a pensar, con toda seguridad, de que quizás, sería mejor ya no seguir con este viaje. Balto ya se estaba viendo venir, que Boris de inmediato quisiera proponerles a todos regresar a casa. Para luego también decir seguramente que ya no había nada que hacer por los pobres niños.

Pero por supuesto, él no estaba listo, Balto no estaba listo para hacer tal cosa. Sabía que tenía que continuar, él deseaba, quería continuar. Pero el trayecto se estaba poniendo cada vez peor. Tampoco se trataba de una persona egoísta en lo absoluto, y ellos le importaban más que nada en el mundo, de razon que tampoco quería ponerlos a ellos en peligro.

No iba a intentar convencerlos de que continuaran, les dejaría volver a casa si eso era lo que ellos querían, pero entonces él continuaría solo.

Continuará...

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