-La cena estuvo deliciosa -comentó un herrero de cabello rojizo, dejando el plato a un lado.
Welf dirigió una mirada hacia el peliblanco que tenía enfrente, aunque sus ojos realmente se fijaban en las armas que este portaba.
-¿Pasa algo, Welf? -preguntó Bell, notando la atención de su amigo.
-Verás, Bell, hay algo que siempre me he preguntado, algo que incluso he discutido con Lili y con la señorita Hestia.
Bell alzó una ceja, intrigado por el tono serio de Welf.
-¿A qué te refieres?
-¿Qué te parecería si te fabricara un arma a partir de las que ya tienes?
Bell bajó la mirada hacia sus cuchillos, notando las grietas que se habían formado tras tantas batallas.
-¿En serio podrías hacer eso? -su voz era una mezcla de esperanza y duda.
-Por supuesto que puedo, soy un herrero, ¿no? Pero necesitaré tu ayuda, así como la de Lili y Hestia-sama.
Tanto la diosa Hestia como Lili, quienes habían estado escuchando, intercambiaron una mirada de complicidad. Ya conocían los planes de Welf.
-¡Vamos a forjarla! -exclamó Welf con entusiasmo.
Una vez en el taller, Welf sacó un metal inusual, que parecía brillar con una luz propia.
-¡Eso es mithril! -exclamó Lili, impresionada-. Es un material de alto costo y con una gran conductividad mágica, solo se encuentra en los pisos inferiores y profundos del calabozo.
Welf sonrió, satisfecho con la reacción de Lili.
-Tienes buen ojo, Lili. Conoces bien los materiales, digna de una elfa.
Las orejas de Lili se enrojecieron al escuchar el halago, intentando disimular su vergüenza.
-Bell, eres mi mejor amigo, y por esta vez romperé mi promesa de no forjar armas mágicas. Hefaistos-sama me dijo una vez que nunca deje que mi orgullo ponga en peligro a quienes me importan.
Bell se quedó sin palabras, asimilando el peso de lo que Welf estaba dispuesto a hacer por él.
-He estado pensando en hacerte un arma mágica que utilice varios elementos, pero son demasiado inestables y propensas a destruirse con un solo uso. Así que, después de muchas noches de reflexión, encontré la respuesta.
Bell lo miró con creciente curiosidad.
-Tienes magia de fuego y hielo, pero hacer un arma elemental no sería lo más adecuado.
-Lo más correcto sería forjar un arma que se sincronice con la magia que ya posees -continuó Welf, con una chispa de inspiración en sus ojos-. Será un arma experimental, mi objetivo es crear un arma mágica que no se destruya, algo que siempre sea confiable y esté disponible cuando más lo necesites. Las armas mágicas comunes abandonan a su dueño cuando su poder se agota, dejándolo indefenso.
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¿Esta mal enamorarme de un conejo blanco?
FantasiUna elfa de ojos azules considerada la última miembro de la familia de la diosa justiciera es fujitiva de la ley con una gran recompensa por su cabeza, cuya identidad es un misterio en orario.