Naruto - Le besoin d'une mère ✔️

19 - Epilogo

Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Naruto

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Capítulo 19

Me alegro mucho de que haya podido venir, significa mucho para mí. A ella también le alegrará el día", dijo un hombre alto y rubio, de pie en el pequeño porche de cemento de una casa. Estaba de espaldas a su interlocutor mientras jugueteaba con el bolsillo de su pantalón, buscando algo. En la otra mano llevaba una bolsa de tela roja, decorada con un cordel dorado que se entrelazaba con el rojo para crear un atractivo bordado. La persona a la que se dirigía se encontraba a unos metros detrás de él, llevando una caja entre el torso y el brazo. Envuelto alrededor de su otro brazo estaba el brazo de su acompañante, una mujer de pelo rubio. Su larga melena oscura se mecía por la suave brisa que refrescaba al trío.

"No iba a perderme algo tan importante como esto. Me aseguré de hacer doble tiempo en mi camino de regreso a casa" Respondió el hombre de pelo oscuro.

"Ya lo creo. Esta vez estabas al otro lado del país, ¿verdad?". preguntó el rubio, volviéndose hacia la pareja. Ahora tenía la llave que necesitaba en la mano, pero su mano colgaba ociosa a su lado, ocupada por la conversación que llevaban.

"Claro que sí, pero ¿no debería saberlo ya, señor Hokage? Le entregué el expediente de mi misión hace menos de media hora". Sonrió mientras preguntaba. El rubio soltó un breve bufido de diversión seguido de un movimiento de cabeza juguetonamente despectivo.

"Debería, sí, pero he estado ahogado en trabajo durante la última semana tratando de terminarlo todo pronto. Y deja de llamarme así, Sasuke. Ya no estamos en el trabajo, ¿verdad?".

"No lo sé, Naruto. Dímelo tú".

"No estamos, espero. Aunque es difícil estar al tanto de todo... Tengo suerte de haber terminado cuando lo hice y haberte alcanzado aquí. Probablemente no nos esperan ahora".

"Mejor aún. Me encantan las buenas sorpresas", comentó la mujer.

La rubia asintió con la cabeza antes de volverse hacia la puerta y meter la llave. La giró, haciendo un ruido metálico al moverse la cerradura. Luego abrió lentamente la puerta y entró; los otros dos le siguieron poco después. Sasuke cerró la puerta tras ellos. Se adentraron en la bien iluminada entrada, y enseguida se fijaron en la niña que estaba sentada en el suelo del salón. Llevaba ropa de colores claros, y una pequeña manta con dos de sus esquinas atadas para mantenerla en su sitio alrededor del cuello. Alrededor de la niña había lápices de colores, y un libro parcialmente coloreado estaba a sus pies. Otros juguetes estaban esparcidos a su alrededor de forma esporádica, como si una pequeña explosión los hubiera enviado al lugar donde ahora se encontraban. El ruido de la puerta al abrirse llamó su atención. Unos ojos azules brillantes se abrieron paso a través de un velo de flequillo negro desgreñado para mirar a los visitantes. Los ojos se abrieron de par en par al reconocer quién entraba en la casa.

"¡Papá!" exclamó la niña.

Inmediatamente se levantó y corrió hacia ellos tan rápido como le permitían sus pequeñas piernas. La capa improvisada que llevaba atada al cuello tomó aire y flotó tras ella, ondeando como una bandera horizontal. La resistencia al aire que creaba también ralentizaba su ligero cuerpo. El hombre rubio ya estaba de rodillas, con los brazos abiertos. Cuando llegó hasta él, se vio envuelta rápidamente por sus brazos en un fuerte abrazo, que ella intentó imitar con todas sus fuerzas. Unos segundos después, Naruto la levantó en el aire con un gruñido de esfuerzo. Una risa conmovedora se escapó de su boca por la sensación de ingravidez que le dio el ser levantada rápidamente. Naruto la hizo rebotar hacia arriba unas cuantas veces más antes de sentarla sobre uno de sus brazos. Sus brazos rodearon su cuello, algo mucho más fácil de abrazar para la pequeña. Su cara se apretó en el pliegue entre su cabeza y su hombro mientras ella apretaba con toda la fuerza que sus jóvenes músculos podían ejercer. La rubia inclinó la cabeza de él para ponerla contra la de ella.