Capítulo 09: Intoxicadas de Amor.

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A una le gustaban los smoothies de frutilla, a la otra el café sin azúcar, la primera se permitía mentir sobre su gusto por el café con tal de ver a la segunda, la segunda se permitía mentir sobre lo ocupada que podría estar, con tal de estar tiempo con la primera.

A la primera le gustaban los amaneceres, a la segunda los anocheceres y era perfecto, porque se conectaban en su metaverso a hablar llegando el anochecer, donde la segunda disfrutaba la vista predilecta del piso veintiuno, mientras que muchas de esas veces se despidieron para dormir justo al alba, cuando la primera se servía un chocolate caliente con pequeños malvaviscos y se acercaba a la ventana desde donde veía como las luces de la ciudad se apagaban, una tras otra, dándole la bienvenida al sol.

La segunda no tenía tiempo para el amor, la primera deseaba encontrar a la chica de sus sueños, aunque experiencia en eso era lo que menos tenia, la segunda se reía de las fantasías de la primera, mientras la primera trataba de contagiar a la segunda, pero ambas terminaron intoxicadas cuando descubrieron al mirarse, que eran el amor de la otra.

Que cruel había sido el destino, en otra circunstancia ellas no habrían cruzado caminos, si tan solo Minji no se dedicara a la maldita profesión de su padre o si Yoohyeon no hubiese aceptado la galería de su padre o más aún, si ambas jamás hubieran posteado en el concurso Basilisco de Rococó, seguirían con las vidas aburridas de hace tres años, la vida sin vida, sin risas, sin noches, sin playlist, sin confidencias, sin exploraciones sentimentales, sin amistad; sin ese amor disfrazado de amistad.

Porque en realidad, ambas deseaban conocerse, no solo Tokki tenía las locas ganas de ver la cara de Namu, era esta última quien temía confirmar su amor por la chica tras la pantalla, porque estaba locamente enamorada de su amiga virtual, se aterraba cada vez que tocaban el tema sobre conocerse y se acobardó cuando supo que la rubia era su Tokki.

—La he rechazado tantas veces porque estoy molesta, mi molestia me llevó a alejarla, desaparecí de su vida, aunque no es lo que quiero, lo que quiero es irme corriendo a su casa, abrir la puerta, abrazarla como el otro día y decirle que la amo, antes de besarla —Hablaba en voz alta consigo misma, mientras rompía toda la evidencia sobre Kim Minji que mantenía en el escritorio —¿Qué es lo correcto tonta Namu? —Se preguntaba con la cabeza entre en las mano y los codos enterrados  en los muslos.

Entonces comenzaron a llegar mails y notificaciones de noticias, periódicos y revistas, no hacía falta leer mucho, pues las fotos hablaban por sí mismas, el encabezado decía "Kim Minji sale de las sombras junto con su amor, en Espacio Y."

—Amor.

Uno de los representantes, le envió un link para ver el video transmitido en televisión nacional, Yoohyeon ingresó a la página y pudo ver lo que antes bloqueó con el enojo.

Minji corrió hacia ella luego de que se mencionara el posible abandono del país, Yoohyeon se vio a sí misma, pudo observar cómo se le encogía el pecho al oírlo, como se retiraba del lugar dejando caer el micrófono y evitando que la vieran llorar, entonces Minji abandonó a los reporteros y corrió tras ella, se sentía incluso desde la otra parte de la pantalla el dolor de la rubia, la súplica a ella y el rechazó brutal que sufrió por parte de Yoohyeon. Así como la exposición mediática, esta vez ella fue la estructura brutalista a la que Minji le dio vida, esta vez ella le quitó el color, esta vez ella decidió volver a ser solo bloques de concreto sin alma.

Una estocada directo al plexo solar desbloqueó a la verdadera Yoohyeon, a Namu , a la Namu de Tokki y tomó las llaves del auto, la chica del traje corrió al estacionamiento para salir hacia ella, porque se dio cuenta que no quería perder a esa chica tan valiosa, que no podía dejar pasar más tiempo, porque ya la vio irse corriendo, llorando y sin ella.

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Sonaba la canción favorita de Minji y se le escaparon un par de lagrimones. Al llegar a la casa de la contraria, ni siquiera se molestó en apagar el motor del auto, abrió la reja del jardín delantero y golpeó la puerta de la entrada, esperó agitada, pero Minji no salía.

—¡Tokki! —Gritó retrocediendo para mirar a la ventana del segundo piso, desde donde la descubrió la vez anterior, pero aun con las persianas abiertas no se veía la chica de cabello rubio —¡JiU por favor ábreme, soy Yoohyeon! —Volvió a gritar una y otra vez, alternando entre ir a dar golpes a la puerta, miradas a las ventabas y llamados suplicantes.

La anciana que vive en la casa del frente, salió al oír tanto ruido.

La niña JiU no está en casa —Informó con desgano —Por favor deje de gritar —Le pidió amablemente.

—Buenas tardes, discúlpeme por favor —Respondió Yoohyeon bajando la cabeza —¿Usted sabe dónde fue o si regresará pronto? —Preguntó ansiosa.

—La verdad es que no sé cuándo regresará —Suspiró —La niña me regaló algunas de sus plantas favoritas para que las cuide por ella y se fue hace un rato con una maleta, Cherry y lágrimas atoradas en sus palabras.

Oh, ya veo, le agradezco mucho —Se tropezó con el auto regresando a el —Por cierto, tiene un hermoso jardín —Alagó antes de marcharse y la anciana se sintió la reina del bosque por un instante.

La chica del traje conducía lo más rápido posible dentro de lo prudente, debía ir a los terminales y al aeropuerto, en los primeros no la encontró pese a insistir entre la multitud, ella era fácil de reconocer siendo tan distinta al resto de personas. Sabía que la opción más latente era el aeropuerto, sabía también que no tenía idea de lo que le diría, pero si sabía que la amaba y no la dejaría ir.

Minji, JiU, Mi Tokki, permíteme amarte —Ensayaba mirándose en el retrovisor, mirando alerta que no la persiguiera la policía debido al exceso de velocidad.

No podía ser tan difícil, tal como se le complicó encontrar un estacionamiento, era más tiempo perdido, se sumaba tras segundos, minutos y horas desde la última vez que la anciana la vio, Yoohyeon inhalaba profundo y exhalaba fuerte levantando su flequillo, limpiando el sudor de su frente con el dorso de la mano.

Esto es tan imaginario.

Auto estacionado algo fuera de lugar, respiración acelerada, cuerpo un tanto sudado de tanto correr, pulso acelerado, cara asustada y colorada, manos temblando, cabeza llena de ideas lista para volver a encontrarse con ella, un pie fuera del auto...

La chica del traje tomó fuerzas el orgullo y pese a que estaba prohibido correr en los pasillos, no le importó, pidió disculpas cada que chocó con alguien, pero no se detuvo, porque era más urgente encontrar a la rubia, que cualquier sanción. Fue directo a los vuelos internacionales mirando en las pantallas los horarios de salida, pero se fue antes de la actualización por miedo a perder el tiempo, en la salida nacional volvió a recordar que ella iría a Europa, se golpeó la frente con la palma de la mano y corrió al otro extremo una vez más, pero no logró entrar, debía tener un boleto de avión y su bolsa estaba en el auto, no tenía tarjetas, ni efectivo, solo su teléfono más un número que no existía, asociado a la cuenta de Tokki.

¿Y si llamo? —Pensó como último recurso del momento, marcó y llevó el teléfono al oído, desde donde estaba podía ver la pista de despegue, el tono sonaba a la par de un avión que se acomodaba listo para salir del país, el teléfono seguía sonando y nadie contestaba, el avión seguía avanzando y nadie podía detenerlo, el tono arrojó buzón de voz y el avión despegó.

Yoohyeon estaba segura, su tiempo se había agotado.

La Chica del Chat | JiYoo | Dreamcatcher  | EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora