La Chica del Chat | JiYoo | Dreamcatcher | EDITADA

Final Alternativo

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Pasa que, ya no era tiempo de lamentarse, ella también lo perdió todo. Su mal estar era equivalente a sentir clavado el corazón al estómago —¿Tanto puede doler el amor? —Se preguntó, sabiendo que antes de ella nunca se enamoró. Nadie la conocía, ni entendía como lo hacía Tokki.

Había llegado el día del retiro de la exposición de Kim Minji del Espacio Y, pero Yoohyeon averiguó el destino del avión que observó despegar cuando sonaba el último tono de aquella llamada. La peligris fue al mesón de informaciones y, preguntó por el vuelo y también por ella. Describiéndola detalladamente, describiéndola con desespero, describiéndola con amor.

—Estoy desesperada, ¿qué es lo correcto? —Se quejó corriendo hasta el automóvil.

Una vez dentro del auto abrió su laptop y al cabo de un rato tecleando sin más la cerró. Inhaló una gran bocanada de aire, para luego relajar sus hombros y botarlo pesadamente. Metió la computadora en su bolso, junto con sus documentos y eligió unas gafas oscuras. Caminó hasta la parte posterior del vehículo, abrió la maleta, se puso una chaqueta y cambió sus zapatos por unos tenis, aseguró las puertas y se dedicó otra vez a correr; se estaban volviendo un hábito esas carreras.

Resulta que, por sobre sus obligaciones le importó más el sentimiento por la rubia, envió un par de correos electrónicos delegando labores y responsabilidades. Por fin compró a su misma galería esa pintura, la que le mencionó a JiU cuando la conoció en la exposición, porque era cierto que admiraba a la pintora, era cierto también que la amaba con locura. Así que antes de desligarse de sus actividades, compró un pasaje para el próximo vuelo con destino a Alemania; Yoohyeon sabía sin saber hacía donde se dirigiría Tokki.

—Buenas tardes, permítame su pasaje —Le pidió el auxiliar de vuelo antes de permitirle abordar el avión —Que tenga un buen viaje —Le deseó luego de validar su identidad.

—Gracias —Contestó la peligris subiendo las gafas oscuras que ocultaban la hinchazón de sus ojos.

—¿Qué le diré cuando la vea?, ¿Cómo se lo diré?, ¿Podré hacerlo bien?, ¿Querrá escucharme siquiera?, ¿Realmente la encontraré en ese sitio?

Yoohyeon, era un mar de preguntas sobrevolando el vasto océano con miedo a caer y ahogarse en la incertidumbre, pero se mantenía sobre la superficie gracias a sus ganas, queriendo, tratando, obligándose a nadar sobre las olas negras de su pesimismo; si estaba viajando hasta allí era para recuperarla. Lo peor que podría pasar es que JiU la rechazara y si, definitivamente era lo peor, porque hasta no encontrarla sonaba más alentador que eso. Entre el cielo y el agua por fin pudo descansar, sus ojos se sellaron en plena lluvia con sus canciones favoritas pasando por los audífonos y la cara de la rubia grabada en los párpados.

El aeropuerto Konrad Adenauer estaba repleto de viajeros. La peligris cargaba sus ilusiones encima de su bolso entre gente sin cara, sin expresiones, casi sin vida. Gente que no es gente deambulando en todas direcciones.

—Espeluznante —Sintió escalofríos.

Llegando a la salida reconoció su espalda. Era ella, su Minji, su JiU, su Tokki. Entonces sobre su propio camino de emoción corrió, corrió fuerte y decidida, pero chocó con el vidrio que la separaba del exterior. A diferencia suya, pudo observar a las demás personas atravesar la pared transparente que la separaba su chica, quien otra vez se alejaba. Desesperada dio golpes en el cristal —¡Tokki!, ¡Tokki por favor! —Gritó y sus manos se unieron a la pared de vidrio —No te vayas —Suplicó sin voz, sin lágrimas, sin un suelo, sin el cristal. Estaba sola, en la nada, con el agua del océano hasta el filo de la mandíbula, con el sol quemándole los dolores y un intenso ardor sobre el hombro causado por la mano del auxiliar de vuelo que, la estaba despertando.