vida y muerte

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Poco a poco las sonrisas se desvanecen.

La sensación de los abrazos se dispersan.

La calidez en tu mirada se enfría y los latidos de tu corazón endurecen.

Las huellas de tus pies, de la arena se borran.

Y así.. No tienes la certeza, de si alguna vez exististe.

...

a veces creemos que las personas que nos rodean son eternas, las vemos diariamente y no valoramos las pequeñas cosas que nos ofrecen porque pensamos que siempre estarán para nosotros.
hoy es un día como cualquier otro, pero ya nada es igual, nunca nada vuelve a ser lo mismo cuando las personas que amas se van.

mis dedos se deslizan sobre los pétalos de las rosas que hay en el jardín, todas de diferentes colores y olores.

la suave brisa mueve las hojas de los árboles en una armoniosa danza, me gustaba apreciar cada detalle de aquello que me rodeaba, tanto en lo material como las personas que estaban junto a mi.

a veces me pregunto de cuanto nos perdemos por estar pendientes a cosas que no tienen importancia realmente, creemos saberlo todo pero aún nos falta aprender todo sobre la vida.

se oye correr el agua de la fuente detrás de mi, la cuál llevaba una enorme escultura de un ángel con los ojos vendados, se veía perfectamente pulcra con el contraste verde detrás, me sorprende la capacidad del ser humano de crear cosas espectaculares y a la vez es capaz de ser tan destructivo, tan cruel.

recuerdo cuando solíamos recorrer el jardín entero con Samuel.

podría haberme pasado la vida entera oyendo su risa coqueta, viendo el brillo en sus ojos o simplemente viéndolo contar los pétalos de rosas que encontraba en su camino.

era nuestro lugar favorito y cada que vengo aquí me pregunto, ¿donde estarás?, ¿serás feliz?, espero que si, porque tu sonrisa merecía brillar e iluminar cada rincón de este triste mundo.

-hace frío aquí, no quieres un abrigo- la voz de mi hermana rompió el silencio y mis pensamientos se dispersaron.

-no, gracias pero así estoy bien- ella tenía el seño fruncido y llevaba unas llaves en sus manos.

al ver que las noté, las extendió hacía mi y sonrió de lado -¿quieres acompañarme?- le sonreí de vuelta sin ganas y negué con la cabeza.

-prefiero quedarme aquí- su expresión cambió a una de pena.

-no puedes pasarte la vida aquí, mad- suspiré y me abracé a mi misma.

-era el amor de mi vida, nunca ah sido fácil, se llevo mi corazón con él, no puedo dejarlo ir- Samuel era mi todo, se llevo mi alma con él y no importara nada de lo que hiciera, no podía hacer que doliera menos.

-lo se mi niña, pero no puedes dejar que esto te consuma, él era una persona llena de vida y alegría, no le hubiera gustado ver tu estado, el hubiera querido verte reír- se acerca más a mi y toma mis manos -se que puede sonar muy cliché y repetitivo pero conocías su esencia, conocías cada parte de su ser- limpia una de mis lágrimas involuntarias y comienza a tirar de mi hacia casa.

-¿que haces?- dije cuando se quedó parada en la entrada y me empujó levemente hacia adentro.

-busca un abrigo y vamos, tenemos mucho por hacer y el día es demasiado corto- pase mis manos por mis ojos borrando los rastros de lágrimas anteriores y comencé a subir las escaleras sin ganas.

cianna siempre fue un alma aventurera y alegre, su personalidad era parecida a la de Samuel, ella había sido uno de mis mayores pilares y a pesar de nuestra notoria diferencia de edad nos llevábamos muy bien y ella como hermana mayor me entendía muy bien.

todo se había vuelto tan caóticos y tan raro, como la vida puede dar un giro inesperado sin siquiera darnos cuenta de nada, cómo todo se derrumba en cuestión de segundos.

mi vida había cambiado en cuestión de segundos, un día normal como cualquier otro se había convertido en caos, un 10 de agosto me dieron una de las peores noticias que cambiaría absolutamente todo como lo conocía.

aun recuerdo la cara de mi hermana al pasar la puerta de casa con la respiración agitada y los ojos empapados en lágrimas, dándome la noticia que me mataría por dentro, diciéndome que mi otra mitad ya no estaba.

bajo las escaleras intentando dispersar todos aquellos pensamientos, mi mente ya me torturaba lo suficiente cada día intentando buscar un porque.

-ya podemos irnos- mi hermana asintió y salimos de casa, como siempre intentando ocultar la parte rota de mi misma.

la misma soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora