Capítulo 2: ¿Qué diablos es esta situación?

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El abad dejó escapar un suspiro cuando pasó la hoja. "Ese fue el final del capítulo primero."

Cheong Mun aprovechó la pausa para ponerse de pie, llamando la atención del abad y las personas sentadas en la sala.

"Me gustaría hacer una pausa para discutir la información que acabamos de obtener. No tomará mucho tiempo."

Las palabras fueron amables y educadas, pero el trasfondo dejaba en claro que no esperaba un rechazo ni una queja. El abad lo aceptó con un asentimiento cortés, cerrando el libro sobre el podio con el cordón de seda azul marcando la página en la que se había detenido. Algunos de estos inventos, como las sillas acolchadas, el dispositivo para amplificar la voz, la pasta protectora del libro y el cordón, ciertamente resultaron ser convenientes para la experiencia.

El Santo de la Espada Flor de Ciruelo se dió la vuelta, trepando en su asiento para estirarse hacia el respaldo de su silla donde su mirada se encontró con la de Cheong Myeong, quien aparentemente era su yo del futuro. Fue extraño pensar que ambos debían tratarse de la misma persona, cuando de un sólo vistazo parecían ser fundamentalmente diferentes. El Santo de la Espada Flor de Ciruelo apuntó a donde se encontraba su Líder de la Secta con la cabeza, transmitiendo sin palabras una orden silenciosa para que lo siguiera.

Cheong Myeong se puso de pie lentamente, su complexión delgada y ojos grandes con el más pequeño destello de vulnerabilidad lo hicieron parecer un gatito lamentable bajo la lluvia. Así que el Santo de la Espada Flor de Ciruelo se decidió a tomar el asunto con sus propias manos. Con un suspiro frustrado por su propia actitud, se aferró a la tela de la parte posterior del cuello de la túnica de Cheong Myeong, recogiéndolo para alzarlo sobre la fila de asientos y depositarlo frente al Líder de la Secta.

Los pies de Cheong Myeong encontraron el suelo con gracia, volviendo a enderezar la espalda en su postura perfecta de discípulo obediente.

¿A quién quería engañar?

El Santo de la Espada Flor de Ciruelo sacó la lengua, burlándose en silencio. Sahyeong ciertamente sabía mejor que creer en él para no causar problemas.

Cheong Mun, sin embargo, le sonrió a la versión más vieja pero más pequeña de su sajae. En su corazón, se arrepintió un poco cuando se dió cuenta de que anteriormente no había reconocido a Cheong Myeong cuando se acercó a saludarlo. No había manera de que pudiera haberlo sabido, las circunstancias como fueron, pero una parte dentro de él aún se decepcionó por no haber sido capaz de reconocer a esta persona que era como un hermano pequeño o un hijo.

"Cheong Myeong-ah, ¿podemos hablar un momento?"

"Si, Líder de la Secta."

Cheong Myeong trotó detrás de él, siguiéndolo hacia una esquina apartada en la amplia habitación. Quizás era porque no se habían visto en mucho tiempo, un subproducto de los años de experiencia acumulados para Cheong Myeong, o simplemente fue que Cheong Mun no estaba acostumbrado a verlo en otro cuerpo, pero sintió que el Cheong Myeong que vió ahora era un poco más tranquilo que en el pasado. Las piernas rectas dieron pasos confiados, mirando hacia adelante con una máscara estoica, sino un poco ansiosa.

Cuando se detuvieron, un poco más apartados de la multitud de personas, el sonido de la charla en el fondo aumentó en volumen para aprovechar la oportunidad que se les dió para compartir sus opiniones de manera extensa, sin temor a interrumpir la narración del abad. Cheong Mun colocó una mano sobre los hombros de este Cheong Myeong, dándose cuenta de que los hombros más pequeños se habían vuelto de alguna manera más firmes y rectos. Quizás fue la forma en que Cheong Myeong se sostuvo, lo que le dió la impresión de que estaba frente a otro Líder de secta en lugar de un discípulo revoltoso.

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