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28 de diciembre.

A mi amada luna.

Felix y yo nos hemos hecho muy amigos, su casa ya es mi casa -no tan literalmente-, pero es mucho más probable que se me encuentre en el otro edificio. Me encargué de coincidir nuestros horarios de trabajo y me tomé el atrevimiento de prestarle mi auto para que se traslade. Así que el plan ahora es que él pasará por mí en el almuerzo en iremos a cualquier restaurante cercano.

Estaba planeando abandonar el auto en algún sitio para que alguien se lo quedara, pero supongo que es mejor si Felix se lo queda. Aún siento que el aire se me va y entro en un ataque de pánico si tengo el volante enfrente mío, no tengo remedio, eso es más que claro.

Aprovechamos la tarde y visitamos la casa de mis padres. Felix sugirió limpiarla y adornarla con algunas pocas decoraciones. No quería hacerlo, sinceramente, pero ver la telaraña en la ventana me causó terror, así que no tuve de otra más que acceder.

Nuevamente la garganta me dolía. Felix parece una máquina de risas, una comedia andante que no tiene otro propósito en la vida que no sea sacar las peores carcajadas de uno.

Después de muchas horas, la casa quedó en un estado habitable. Aprovechamos el ventanal de la sala de estar y nos echamos sobre una cobija para admirarte. Estabas hermosa como siempre. Brillabas y nos iluminabas con intensidad, haciéndonos saber que no hacía falta encender las luces.

Miré a Felix y no pude evitar sentirme encantada por la manera en la que sus pecas relucían ante la azulada luz melancólica con la que nos bañabas. Él estaba hablando sobre algo, pero no fui capaz de ponerle atención.

Dile a Do que lo siento mucho, pero de verdad no puedo evitar que mi corazón se alborote tanto con tan sólo mirarlo.

Gracias por estar aquí.

ATENTAMENTE: Im _____.

♥️

CARTAS A LA LUNA || LEE FELIX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora