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30 de mayo.

A mi amada luna.

Han pasado algunos meses.

Las cosas han cambiado un poco.

Comencé un tratamiento psicológico con pastillas de por medio. Jeongin dice que no es tu culpa, pero yo todavía siento que sí lo fue.

Estoy aprendiendo a soltar a mis amados poco a poco y también estoy trabajando para dejar de sentirme culpable por un accidente. Es muy difícil hacerlo, desprenderme de una cadena que me atormentó por años, está siendo terriblemente complicado. Pero gracias a la compañía de Felix, lo estoy sobrellevando.

Hablando de él... Bueno, todo indica que ahora somos pareja.

Le pedí a Wonyoung que me comunicara con Do y al parecer él aceptó. Dijo que disfrutara de estar con Felix si yo era feliz, me aseguró que me esperaría con los brazos abiertos y que su amor por mí no iba a terminar.

Felix es amable. Me trata bien y su paciencia conmigo sobrepasa los límites existentes. Todos los días me abraza durante una hora y me besa todas las noches como si con ello pudiera lograr la paz mundial. Estoy feliz con él, estoy completamente segura y disfruto de expresarlo.

Te permito tenerme envidia, pero no te permito que te lo lleves.

Como sea, cambiando el tema un poco; el abogado de la familia volvió a visitarme. Me planteó todo un escenario que, en resumidas palabras, estaba buscando convencerme para mudarme a casa de mis padres y dejar de vivir en mi departamento.

Entonces se desató una nueva crisis en mi persona.

Pensar en abandonar mi hogar, se sintió como aceptar abandonar el recuerdo de mi esposo y mi bebé. Los tantos recuerdos, las habitaciones, los cambios, los colores... Aceptar la propuesta del abogado era mandar al olvido a dos de mis grandes amores.

Lo hablé con Jeongin, estaba al borde de la desesperación y me vi obligada a buscarlo porque estaba sintiendo que caía en el fondo de un pozo profundo y horripilante. Su respuesta me dejó fría y todo el mundo se silenció en mi cabeza.

«Acepta la propuesta, de cualquier manera, tú vas a desprenderte del inmueble, no de sus recuerdos, porque eso lo llevas en tu corazón, no en un muro sin vida».

Con ello en mente, me dispuse a hablar con Felix. Él apoyó la propuesta de Jeongin y yo me atreví a pedirle que se mudara conmigo porque definitivamente no estaba preparada. Afortunadamente, él aceptó.

Acomodamos la casa a nuestro gusto. Le dimos nuestro toque, pero manteniendo en todo momento, los gustos de mamá, aunque fueran casi perceptibles.

Vendí el departamento y ahora mis ingresos económicos se han visto un poco más altos con esos gastos ahorrados.

Compartir la casa y la cama con Felix se sentía melancólicamente extraño. Al principio fue un terror, si soy honesta. El recuerdo de Do me estaba atormentando, incluso si ya había tenido su permiso. Me sentía como la mujer más traicionera del mundo y no quería que Felix me tocara. Él lo aceptó, durmió en la habitación de al lado, pero en ningún momento cambió su actuar conmigo.

Fue poco a poco. Primero compartíamos un rato como lo habíamos estado haciendo antes de la mudanza. Luego le permití dormir en la cama, pero con su debida distancia, finalmente, yo tomé la iniciativa y en una noche simplemente me acerqué y lo abracé.

Fue extraordinariamente reparador. Estaba durmiendo con una persona real, y no con un recuerdo que amaba, pero que me hacía llorar. Se sentía alucinante, como si volviera a la vida luego de estar muerta en un cuerpo movible.

Lo amé en el primer momento y aún sigue latente ese sentir.

Gracias por estar aquí.

ATENTAMENTE: Im _____.

♥️

CARTAS A LA LUNA || LEE FELIX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora