segunda parte

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—pagarás muy caro todas tus travesuras.

su cuerpo fue bruscamente presionado contra el escritorio. su espalda chocaba con este y sus labios fueron atacados por los contrarios.

posó sus manos en el cuello del mayor instintivamente, apenas podía respirar debido a los besos que no tenían fin ya la excitación que sentía en ese momento.

soobin desabrochó el pantalón del estudiante, bajando la cremallera y metiendo sus manos en la parte trasera de estos.

yeon se limitaba a jadear y de vez en cuando giraba su cabeza a ver hacia la puerta, esperando que nadie entre por esta. de ser así, el mayor sería llevado a los juzgados y él no quería eso para su más grande amor platónico.

relamió sus labios y reprimió un gemido cuando choi amasó su trasero a su antojo, aprovechando que el menor había arqueado su cuello para dejar besos y pequeñas marcas de tonalidades púrpuras y rojizas en este.

choi amaba sentirlo tan pequeño y vulnerable debajo suyo. disfrutaba el que yeonjun sea tan bajito y delgado, la curvatura que se formaba en su cintura y espalda baja, era sin duda una de las cosas que más le fascinaban del cuerpo de infarto del estudiante.

—siéntate —dictaminó el pequeño, posando sus pequeñas y ágiles manos en su pecho y empujándolo levemente.

soobin abrió su boca para articular una palabra, con un semblante confuso en su rostro. se sorprendió al ser su cuerpo impulsado hacia atrás, cayendo sentado, con los pantalones y ropa interior muy por debajo de sus rodillas

el estudiante lo inspeccionó de pies a cabeza, con un dedo sobre sus labios y una mueca burlona. amaba tener el control, y no permitiría que el mayor lo tuviera, al menos no en ese momento.

—¿qué crees que haces? —cuestiono, su semblante serio. no le gustaba en absoluto que yeonjun esté jugando con él, cuando corrían el riesgo de ser descubiertos.

—yo seré el que tome el control de la situación desde ahora —se sentó en su regazo, con las piernas abiertas y tomó de los fuertes brazos de su acompañante hasta ponerlos detrás de la silla. se quitó la corbata que llevaba puesta, y usó el típico nudo que estaba acostumbrado a hacer para atar las manos del mayor.

esbozo una sonrisa victorioso al tener al mayor atado, así podría tener todo a su favor.

—sueltame, o lo pagarás muy caro —. ordeno, removiendo sus brazos para intentar liberarse.

—no quiero —se levantó de las piernas del más alto. este último dejó atrás su intento por soltarse y presenció atentamente el pequeño show que protagonizaba su menor en esos momentos: se sacaba el uniforme con movimientos provocadores y que incitaban a soobin a recorrer con sus manos aquel cuerpo al que tanto quería besar y marcar.

chasqueo la lengua cuando el más bajito se inclinó sobre el escritorio, exponiendo su trasero y dejando una muy buena vista de su entrada. sin resistirlo mordió su labio inferior desesperado por adentrarse en aquella cavidad.

el rubio se sentó una vez mas sobre las piernas de soobin, pero esta vez, de espaldas. se movió lenta y torturosamente, haciendo fricción su trasero con el miembro del pelinegro. no pudo más, necesitaba algo dentro suyo o sentía que iba a fallecer en cualquier momento. por lo que, se apoyo hacia atrás, con su camisa —la cual había sido desabotonada minutos atrás —abierta y nada debajo de sus caderas. llevó tres dedos suyos a la cavidad bucal de choi. sintiendo perfectamente cómo este chupaba y mordía hábilmente sus cortos dedos.

luego de un rato suponiendo que estaban lo suficientemente húmedos como para entrar con facilidad, los introdujo de a poco dentro de sí mismos, de uno en uno. preparándose, encantado de ser observado por el azabache.

mr. choi - soojun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora