VIII. Jim el ganador.

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Sus piernas dolían por el esfuerzo sobrenatural que realizaba al correr más de lo que acostumbraba. El aire frío entraba en sus pulmones y los hacía arder. La imagen de aquel cuerpo colgado en su sótano la dejó inestable por completo. El cuerpo de su hermano. Ella comprendió absolutamente todo en menos de cinco segundos, o al menos pareció entenderlo entre la nubosidad qué le impedía pensar con claridad. Mientras corría con todas sus fuerzas, la viva imagen de lo que vio en el sótano no se alejaba de su memoria. No obstante tenía una conclusión irreversible: No había que preguntarse qué era Dientes de Sierra, sino quién.

Jim sería el siguiente si no conseguía evitar su victoria.

Se sentía enferma, confundida, con tantas preguntas que exigía saber sus respuestas. ¿Desde cuándo el cuerpo de su fallecido hermano se encontraba allí? Tuvo que detenerse y afirmarse en un poste para controlar el fuerte latido de su corazón. Las lágrimas cayeron por sus mejillas, haciéndose durante estos días una costumbre, dolorosas y tibias se deslizaban por su rostro para dejar una mojada línea, un recordatorio del sufrimiento que sentía. Siempre tuvo la idea de que algo más había ocurrido con su hermano, pero nunca se le pasó por la cabeza que el chico cuyo único error fue la bondad de ayudar al pueblo, terminase en el deplorable estado en el que Adelaine había tenido la mala suerte de descubrir.

Todo cobró sentido entonces: el borrador del periódico que había encontrado en la mesa la otra noche, eran falsas planas para desviar la atención de los pueblerinos, las muertes plasmadas en aquellos papeles no eran más que viles mentiras para cubrir sus rastros, para evadir la verdad. Las fotografías de los vehículos. Los recibos de los cambios de pintura. Ningún ganador salía del pueblo, porque no existían ganadores, solo sacrificios.

Se repudió por haber ideado aquel plan con Jim, por haberlo involucrado en la enfermedad que cubría el pueblo. Se suponía que Jim ganaría la cacería para llevarla con él. Ahora lo había condenado a la boca del lobo.

Su débil momento de agonía se interrumpió cuando unos gritos llamaron su atención. Provenían de la iglesia. Se alarmó al ver que quienes cuidaban de la entrada bajaban alzando sus armas al cielo, corrieron todos en la misma dirección: hacia Jim. Adelaine tragó saliva al ver a Jack Dientes de Sierra siendo cazado por su novio, quien corría para alcanzarlo y detener su llegada a la iglesia. Allí fue cuando ella reaccionó, pero la multitud que se formó le impidió llegar hasta Jim, los chicos actuaban como salvajes a su alrededor, el ruido era ensordecedor, hasta terrorífico.

—¡Jim, no! —Su grito se mezcló entre los tantos otros, siendo imposible que el chico pudiese oírla.

—¡Vamos, Jim! ¡Mátalo!

—¡No! —contradijo a la multitud que alentaba al rubio.

Intentó hacerse lugar para impedirlo, forcejeo hasta que consiguió llegar y ver por fin a Jim. Su corazón se rompió al ver a su novio golpear una y otra vez la cabeza del monstruo con el bate, acabando con la vida de este. Había llegado muy tarde, nada pudo hacer para impedirlo.

Jim era el ganador de la maldita cacería.

El silencio reinó cuando el chico se lanzó sobre el inerte cuerpo de Dientes de Sierra para consumir los dulces que llevaba en su interior, tan retorcido como sonaba, los demás esperaban su turno con impaciencia, esperando a que el ganador acabara para conseguir ellos un poco de la comida que habían sido privados durante los interminables tres días de encierro. En cuanto Jim se alejó del cuerpo, los demás cayeron de rodillas frente a el. Era tanta el hambre que incluso comían las envolturas, estando desesperados por llevar algo a sus estómagos y saciar el hambre que los atormentaba.

Jim tenía la mirada perdida, su pecho subía y bajaba. Adelaine quiso acercarse, pero un grupo de chicos lo tomaron para alzarlo como si de un héroe se tratase. Y es que para ellos eso era Jim. Había conseguido mantener un año más la prosperidad de las siembras, gracias a él, el pueblo no acabaría siendo polvo. Por lo que lo alzaron mientras repetían constantemente "Jim el ganador". La pelinegra observó a su novio festejar casi genuinamente.

Sin embargo, el plan todavía no había sido completado. Adelaine le dio una última mirada y decidió salir de allí para dirigirse al baile donde eventualmente estarían viéndose nuevamente. Solo esperaba que los previos acontecimientos no hayan cambiado la mentalidad de su novio. Porque allí no había visto al Jim determinado de hace unas horas.

Algo había cambiado en su mirada.

...

La música suave resonaba en todo el lugar. El gran cartel que colgaba sobre el escenario le daba asco. La palabra «Felicitaciones» le parecía desagradable. Todo dentro de aquel baile le parecía una mala broma. Deseaba gritar a los cuatro vientos que celebraban la condena de muerte de un chico inocente. Pero lo que menos necesitaba en esos momentos era quedar como una loca. Por lo que mantuvo su compostura y apretó sus manos bajo la mesa. A su lado se encontraba sentado su padre. Estaba asqueada de tener que compartir la mesa con él, con un asesino, con el responsable de la muerte de su madre y hermano. Se sentía asqueada de haber vivido bajo el mismo techo con el cómplice de tantos asesinatos.

Retuvo las lágrimas y tragó saliva. Esta vez, no era tristeza lo que sentía, sino rabia.

—El Gremio de cosechadores presentamos a la familia Shephard un nuevo comienzo, un nuevo inicio con un nuevo modelo de hogar —comenzó el hombre parado en el escenario. Adelaine miraba hacia algún punto fijo, perdida en sus pensamientos.

Los fuertes aplausos la sobresaltaron y se giró para ver a Jim junto a su familia entrar. Todos sonrientes, con la alegría plasmada en sus similares rasgos. La mirada de Jim se posó sobre ella y se forzó a sonreír también. El muchacho se tomó el atrevimiento de dejar una rápida caricia en su mejilla antes de subir al escenario.

La mirada de Adelaine se encontró con la de Richie unos segundos.

— Gracias a tu valiente servicio, ahora podemos ir más allá de la oscuridad de esta desafortunada noche y movernos con optimismo, hacia otro largo y fructífero año de paz y prosperidad.

Adelaine no pudo evitarlo y permitió que una lagrima bajara por su mejilla.

—Lo planeaste todo, ¿no es así? —Murmuró hacia su padre, sin mirarlo, pues no podía quitarle los ojos de encima a la feliz familia que celebraba su premio, sin tener conocimiento de lo que había detrás de este.

El alcalde sonrió a su hija.

—¿De qué hablas, cariño?

—Nunca te agradó. Le hiciste pensar que ganar la cacería sería una acción lo suficientemente válida como para ganar tu respeto. Lo empujaste a esto porque sabías como terminaría, ¿no es así, padre? —se giró, con una sonrisa de desprecio. Su tono de voz cargado de odio. El hombre a su lado fingió no saber qué ocurría.

—No entiendo que dices, hija. Hablaremos en la casa, ¿sí?

Adelaine negó, soltando una risa sin gracia. Un suspiro salió de sus labios y regresó la mirada a los Shephard. A Jim. Él sonreía a una de las cámaras sosteniendo el gran cheque, y junto a él posaba el hombre que desconocía, pero estaba segura, formaba parte de todo eso.

—Dejaste que asesinaran a tu hijo —continuó, su voz se quebró—, que asesinaran a mamá.

Le dolió decirlo en voz alta, le dolía conocer el horrible final que habían tenido dos de las personas más importantes en su vida. Le dolía el saber que el hombre que le había dado todo, también se lo había quitado. Su corazón ardía de una forma que jamás pensó experimentar, había un vacío que jamás podría volver a llenar. El nudo en su garganta era desgarrador, las lágrimas se sentían calientes en sus ahora maquilladas mejillas pálidas.

—...contigo, Jim, como nuestro emisario en el mundo, cabalgando alto en un nuevo y brillante —se realizó una pausa, mientras el hombre sacaba unas llaves de su bolsillo y las mostraba al público —Corvette.

Ella recordó las fotografías y su estómago se revolvió.

—¡Que comience el baile de medianoche!

Adelaine se limpió las lágrimas y aplaudió forzando la sonrisa más dolorosa de toda su vida.

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DEVIL TOWN    ⸙    dark harvest ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora