Nadie supo

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Nadie supo que fué de esa pequeña creatura. Nadie supo que fué de su sonrisa, de sus sueños, de sus esperanzas, de sus maravillas.

Sólo desapareció.

Pero tampoco nadie supo cómo se sentía, sus verdaderos pensamientos, sus amargas impresiones de la vida.

Nadie le hizo caso. Y por eso, nadie nunca supo a dónde fue.

Lo que piensa una suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora