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Era el último día del mes de abril, podía ver una mañana bastante soleada desde la ventana de mi habitación, lo que me daba un buen presentimiento.

Teddy y yo cumplíamos once años, una edad muy importante para todos los magos y brujas. Sería un cumpleaños especial, podía sentirlo.

Teddy entro a la habitación alegremente y de inmediato me acerqué a él para darnos un abrazo.

—¡Feliz cumpleaños, enana! —Me dijo cuando nos separamos mientras me daba unas palmadas en la cabeza, despeinándome.

Rodé los ojos mientras acomodaba el torpe peinado que me había hecho en la mañana, me había puesto un vestido verde que me regaló mi tía Fleur el año pasado pero en ese entonces me venía un poco grande, pero ahora me sentaba perfecto

Teddy había estado molestandome con que el era cinco centímetros más alto que yo desde hace dias.

Mire a verlo con recelo y me percate que llevaba una camiseta cafe claro con pequeños detalles en rojo que era de mi padre, le quedaba un poco grande así que se la enrolló por debajo del pantalón, haciéndolo lucir gracioso.
Tenía el cabello café, como el mío y estaba peinado hacía un lado con la ayuda de mucho gel para cabello.

Abracé nuevamente a Teddy, está vez suavemente y aferrando mis pequeños brazos a su espalda. El me devolvió el gesto con la misma delicadez. Esta vez no me hizo ninguna broma ni dijo algún chiste, solo se separó de mi y me mostró una sonrisa.

—Es la hora de desayunar —Le dije y ambos salimos de la habitación.

En nuestra casa, dormíamos los dos en la antigua habitación de mi madre y mi abuela Andrómeda dormía en la habitación frente a la nuestra.

Horas atrás había escuchado su puerta abrirse, así que ella ya debía estar en la cocina con el desayuno en la sartén.
Caminamos sigilosamente hasta la cocina para comprobar que ella estuviera ahí, pero no había nadie, seguimos de largo hasta llegar al pequeño comedor de madera, sobre el cuál habían dos bolsas de regalo.
Teddy y yo empezamos una batalla para ver quién llega más rápido a ellas, pero antes de llegar a nuestro objetivo, las bolsas desaparecieron en el aire.

Giramos desconcertados y detrás nuestro estaba nuestra abuela con una de las bolsas en cada mano.

—¡Sorpresa! —nos dijo alegremente extendiendo las bolsas hacía nosostros.
Las tomamos para abrirlas con emoción. Dentro habían unas capas de mago pequeñas y un poco viejas, color negro con amarillo.
Teddy y yo nos miramos el uno al otro, un poco decepcionados, esperando quizá una pelota o algunos caramelos.
—Estas son las capas que uso su madre en su primer y segundo año de colegio —. Nos dijo con un poco de melancolía en su voz —. Son de Hufflepuff, pero si no quedan seleccionados ahí puedo teñirlas de otro color.

—Gracias, abuela.

Dijimos Teddy y yo con una pequeña sonrisa, la abuela nos hizo medirnos las capas y nos quedaban lo suficiente grandes como para usarlas un año más, eso a la abuela pareció gustarle mucho.
En eso, se escucharon unos golpes en la puerta Teddy y yo nos miramos con una sonrisa y corrimos a abrirla.

—¡Feliz cumpleaños! —Unas conocidas voces nos dijeron al apenas vernos. Eran nuestros padrinos: Harry y su esposa, Ginny.
Saltamos de la felicidad al verlos y nos lanzamos a darles un abrazo. Cada año venían a desayunar a nuestra casa y nos traían obsequios, desde que mi hermano y yo tenemos uso de razón, ellos siempre han estado muy al pendiente de nosotros.

—El desayuno está listo, pasen.

Mi abuela los invito a pasar mientras mi madrina Ginny acomodaba algunos cabellos rebeldes en mi peinado y Teddy hablaba sobre el último partido de quidditch con mi padrino Harry.

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⏰ Última actualización: May 14 ⏰

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Winnie's Lullaby. - Neville Loongbottom. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora