Paz

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El infierno arde descontrolado ante la buena nueva.
Ha llegado un demonio, con tan oscuras ojeras como su misma aura.
Desconocido y misterioso, la tonta Lilith dispuesta a entregarse sin importar quién es.
Fechorías indelebles cometió el amado demonio.
Ella le imitó.
Ofreciendo acciones imperdonables elevadas al cuadrado.
Aunque el demonio pedía a gritos un poco de paz.
Continuaba con sus ataques, y al querer detenerse solo ocultó irremediablemente sus actos.
El demonio se hartó.
Castigando con el látigo de su mano a Lilith.
Ahora ella pedía paz.
La bolsa se desbordaba, ambos intentaban impedir el inexorable destino que habían forjado.

El demonio se marchó del Inframundo.
Lilith quedó, no ardiendo, sino bailando con los huracanados vientos que le susurraban:
"Le has perdido"
Al noveno mes descansaron.
Entonces todo quedó en paz.

Musas en mi alma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora