DE VERDAD QUE TE MALDIGO - Belem Duarte

21 7 1
                                    

Autora: Belem Duarte.


De verdad que te maldigo, a veces quisiera arrojarte por la ventana y hacerte desaparecer de alguna forma. Vivir contigo me recuerda mi desorden, mi falta de disciplina y aumenta mis pocas ganas de levantarme de la cama los fines de semana. A veces he logrado librarme de esos pensamientos, a la par que logro deshacerme de tu visión, pero vuelven de inmediato. Un nuevo día y ya estás ahí de nuevo, ¡Chingándome con tus exigencias!

¿Sabes qué es lo peor de todo? Que solo yo te hago caso, es como si me vieras directo a la cara y me eligieras tu esclava. Por eso eres así, por eso sigues llenándote de necesidad sin importarte nada.

¿Es que no te cansas de estar ahí para perturbar mi calma? Sé que has estado toda mi vida, pero en el comienzo eras solo algo que veía lejano; no me daba cuenta de la magnitud que puede alcanzar la frustración de encargarme de ti personalmente. Antes eras un amigo funcional y necesario, ahora eres todo lo contrario, menos funcional y menos amigo. ¿O soy yo la que he cambiado tanto? ¡No! Me niego a creer que sea la única que no pueda estar en paz contigo.

Veo al resto de la gente y todos parecen tranquilos mientras están afuera de sus casas, pero seguro dentro tienen a alguien arruinándoles la sonrisa como tú a mí. No puede ser de otra forma, ¿Cierto? ¡No puedo ser la única demente que se pelee contigo! Si yo misma te traje a mi hogar, te escogí entre tantos. Pensé que me ayudarías, que harías mi vida más fácil. Me doy cuenta de que fui ambiciosa, tú no puedes solo, y yo tampoco puedo sola contigo.

Estoy pensando en cambiarte, ya que deshacerme de ti no puedo, eres la condena que llevaré siempre. Pero tal vez si cambio tu imagen, si te hago más agradable a la vista, si te atiendo más seguido, este infierno se reduzca. El problema es encontrar tiempo, es que comprende, no eres el único al que debo atender. Tengo familia, esposo, hijas, y sé que ellos contribuyen a que te vuelvas más y más demandante. Pero por amor de Dios, dame un respiro, te prometo darte la atención que necesitas más días a la semana. Vas a ver mis manos hurgando en tus secretos más seguido. Y es que sabes, ese también es el problema, el grado de intimidad que tenemos tú y yo, sin ti yo no puedo seguir y sin mi tú te desbordas.

Ya me cansé de esas miraditas de soslayo, de ti haciéndome ojitos con expresión burlona y la boca abierta, asomando todo lo que hay de sucio en tu interior. A partir hoy, te voy a ver de frente para obligarte a quedar vacío. ¡Ya verás! No volverás a estar tan lleno. Voy a hacer que sientas hambre y te olvides de lo que estás hecho. Ni siquiera te vas a acordar para que sirves.

Así que querido cesto de ropa sucia, esto es un aviso, así tenga que lavar cada tercer día, a ti te quiero ver vacío la mayor parte de mi tiempo. ¡Deja de robarme la vida, pedazo de plástico maloliente!

*

Si te interesa leer más sobre esta autora, puedes acceder a su perfil: MetalyLetras

El drama en lo inanimado - AntologíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora