Prólogo

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Sombría, pesadez, lúgubre y la triste realidad.

Calles llenas de mugre, llanto oculto detrás de los desechos y sangre escondiéndose en las esquinas. Nadie tiene tiempo de velar por los desprotegidos, menos por ellos; los asquerosos y horripilantes omegas.

Hace un siglo los omegas fueron aclamados; adorados por salvar a la decadente y cada vez más escasa raza humana. Seres creados por la madre natura para reestablecer el orden entre las razas que pueblan la Tierra. Pero el ser humano y su asombrosa capacidad de arruinarlo todo, lo ha olvidado absolutamente todo sin dejar nada.

Ahora que el territorio humano está totalmente sobrepoblado, los han bajado del pedestal y como apestados han sido descartados, capturados y asesinados.

Esclavos, desechos y un buen agujero para disfrutar, así es como ahora son tratados por ese segundo género considerado un desatino. Una mitad solitaria, sin su complemento.

Sin embargo, la tierra es un mundo lleno de mucha Diversidad.

Es la raza humana la más cruel de todas, que ajenas a la bendición recibida, desperdician la sabiduría de la naturaleza y se regocijan en su propia ignorancia. Por ello, ante las demás razas; dragones, elfos y hadas, son considerados la raza más problemática y tonta.

Las aldeas humanas se encuentran llenas de pobreza, hambruna y pestes. Sirviendo a reyes que sus misma civilización ha nombrado; construyendo castillos y peleando por recursos.

Las hadas viven en los bosques, territorio al que los humanos no pueden ingresar, protegidas por su magia conviven con la madre naturaleza en armonía. En las montañas rocosas, los dragones dominan los aires al transformarse, cuidando ferozmente su territorio, recelosos y alejados de las demás razas. Los elfos, seres místicos y de gran poder mágico, observan todo desde los valles mágicos, alejados en su etéreo territorio; han decidido desde hace siglos, alejarse de los demás y únicamente observar los cambios que la Tierra experimenta poco a poco.

Los humanos; viven un suspiro.

Sin embargo, los únicos humanos que viven más de un siglo son los omegas, otra razón más para ser detestados por sus congéneres, que envidiando su longevidad, han dedicado hordas enteras a cazarlos.

Y es que los omegas son seres incomprendidos. Incluso ellos mismos no pueden entenderse.

Durante 3 días, cada 3 meses, sus cuerpos se revelan y suplican por algo que nadie puede darles; algunos son tomados, violados hasta la muerte por los hombres, pero nunca se sienten completos. Algo falta, además de dignidad y un trato digno.

Sus cuerpos liberan aromas agradables, que si se concentran pueden liberar a su gusto, ocultarlo cuando es necesario y agriarlo si se sienten amenazados. Pero las narices humanas apenas lo percibe.

¿Para quién va dirigido ese aroma?

Su voz también es especial; aguda y dulce, con la que pueden arrullar a sus cachorros y claman por ayuda, pero los humanos no sienten nada, ni la mínima pizca de arrepentimiento, al escucharlos suplicar.

¿Para quién va esa dulce melodía dada por voz?

No lo saben, y como el mundo gira sin mejoras para ellos, finalmente han llegado al borde de la extinción. Ocultos entre los desterrados, viviendo como mendigos y viajando grandes distancias para ir de una aldea a otra, algunos omegas han logrado sobrevivir.

Pequeños grupos se han asentado en las afueras del territorio dragón, donde ignorados al principio por ellos, han logrado establecer una pequeña comunidad, lejos, muy lejos de los pueblos humanos.

Sus tiendas hechas con telas roídas y sus pequeños huertos constituyeron un refugio y un respiro de alivio para ellos, quienes luego de décadas de huir y esconderse, podían finalmente darles una vida tranquila a sus cachorros.

Inko Midoriya una de las omegas que dirigieron la huída de Kuiya, la aldea humana donde casi habían sido quemados vivos; es la única que fue tratada con amor y resguardada un tiempo por su amor difunto: Toshinori Yagi; el cuál, fue un bello hombre en los ojos de ella. Amable y carismático. resguardandola de todo mal. Pero al final, fue asesinado frente a todos por un crimen que él no hizo. Ella sabía que él no fue. Llegó al campamento con un enorme vientre, embarazo que llegó a término durante el otoño, cuando la escasez de alimentos y el frío de invierno también estuvo a punto de terminar con ellos.

Los bordes del territorio dragón es uno de los pocos lugares a donde los humanos no se atreven a llegar, pero también, un sitio difícil para sobrevivir, estéril y rocoso.

Izuku Midoriya, su pequeño cachorro, sobrevivió a su primer invierno, en brazos de su madre desnutrida quien dio todo de sí para cuidarlo. El grupo de al menos 18 omegas se redujo drásticamente a 10 luego de ese invierno. Pero al menos, habían recibido misericordia de la tribu de los dragones.

Mitsuki Bakugou, la líder de la tribu del norte que habitaba allí, junto a su esposo Masaru, fue quien les regaló pieles y alimentos. Desde allí, la aldea omega y la tribu dragón, hicieron una firme y sutil alianza.

Fue allí en ese revoltijo en donde se pudieron ver por primera vez.

Jade y Rubí, ajenos de todo el caos a su alrededor.

(...)

𝗗𝗲𝘀𝗽𝗿𝗲𝗰𝗶𝗮𝗱𝗼𝘀; 𝖮𝗆𝖾𝗀𝖺𝗏𝖾𝗋𝗌𝖾, 𝖪𝖺𝗍𝗌𝗎𝖽𝖾𝗄𝗎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora