Capítulo IV

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Sábado en la tarde. Acabo de levantarme de la cama. El desvelo de las otras noches pensando en el chico de los dibujos me provocó un sueño terrible que arrastré hasta hoy. El viernes ni siquiera pude prestar atención al largometraje de la clase. Suerte que ya tenía el proyecto hecho desde la semana pasada.

Me levanto y me preparo un aperitivo. Mamá está limpiando la casa. Hoy vienen los amigos de mis padres, los papás de Sofía, a cenar.

Vuelvo a mi habitación para organizarla y lavarme el cabello.

Cuando termino me pongo un pijama y bajo a ayudar a mi madre con los preparativos para la cena. Hicimos pasta, ensalada de camarones, ensalada de frutas y una tarta de chocolate.

Corrí a mi habitación, me lavé las manos y me vestí. Me puse un vestido blanco con flores rojas estampadas, unas sandalias blancas y un cintillo de perlas. Me hecho un poco de base y un labial rojo bien sutil. Mis rizos húmedos y bien definidos están perfectos. 

Bajé junto con mamá y los demás para esperar a él señor y la señora Hanson y a sus hijos. El timbre sonó a la hora justa.

Mamá fue a recibirlos junto a papá. Yo me quedé en la cocina junto a Gastón. Él estaba notablemente nervioso. Se arreglaba el pelo constantemente y se revisaba la ropa. Iba con unos jeans negros y un abrigo rojo. Se veía muy bien.

- Sería mejor si estuvieras en paz, Gasti. No es una cita con el urólogo. -le digo burlona.

- Muy graciosa hermanita, pero necesito estar lo mejor posible para Sofi. - me dice arreglándose el pelo por milésima vez.

- Claro que sé que viene Sofi -digo poniendo los ojos en blanco- En serio Gasti, tienes que decirle lo que sientes. Seguro el sentimiento es mutuo.

- No me molestes más, Gio. -me dice notablemente molesto. Eso le pasa cuando se frustra.

Mamá lleva a la cocina junto con papá. Los invitados van llegando a la cocina poco a poco.
Primero se ve al señor Hanson, es alto, delgado, y con el pelo rubio oscuro, ojos azules como las profundidades del océano, va con unos pantalones de tela a juego con su camisa beige. La señora Hanson es llega con un vestido verde esmeralda ajustado en la cintura y suelto hasta las rodillas. Hacía juego con sus ojos, tiene pecas visibles en su pálido rostro que se torna de un color rosa en las mejillas y su cabello lacio color chocolate suelto cae hasta los hombros. Es bajita y un poco rellenita, pero se ve preciosa. Ambos me saludan con dulces palabras y yo con una sonrisa. La verdad hacía mucho tiempo que no nos visitaban, ni nosotros a ellos. Van saludando a Gastón mientras Sofía entra en escena. Va con un vestido amarillo pastel que me llega a la mitad del muslo y con escote que se le ve...

¿Pero qué mierda..?

- Wow Sofi, ese cambio de look te queda divino. - dice mi hermano.

Yo recordaba a Sofía con sus ojos verdes y tes pálida como sus familiares. Tenía una estatura promedio y buen cuerpo a pesar de ser delgada. También su pelo largo y rubio hasta la cintura. Así recordaba a Sofía.

Por Dios no lo puedo creer. Es la chica de cabello corto rojizo que salió de la habitación de Clara.

Pobre Gastón.

Ella saluda a todos. Cuando llega a mi tiene una mirada significativa, una que implora silencio. Definitivamente me conoció aquella mañana.

Bueno queda un último integrante de la familia el cual no veo aparecer.

- Oh. Olvidaba decirles. A mi hijo le surgió un problema justo antes de salir de casa. Estará aquí en un rato. - informa el señor Hanson.

Según sé el hijo del señor Hanson es fruto de su primer patrimonio el cuál termino hace más de 10 años y desde entonces está con su mujer actual, la madre de Sofía. El chico vive en otra ciudad con su made y decidió venir a vivir con su padre por una temporada. Según mi madre él y yo éramos inseparables de pequeños. Pero yo no recuerdo nada, ni siquiera su rostro, era demasiado pequeña.

Ocupamos lugares en la mesa. Los padres de familia se sentaron en las cabeceras de la mesa, sus esposas a la derecha de cada uno. Sofía se sentó junto a su madre y mi hermano a su lado. Por la otra parte de la mesa yo estaba junto a mamá y la silla se mi derecha estaba vacía, hasta que apareciera el invitado que faltaba.

Todos decidieron esperar a que el chico llegara para cenar. Yo no estaba de acuerdo, tenía mucha hambre. Salí para el portón del frente a esperar y de paso llamé a mi mejor amigo. Lo cogió enseguida.

- Hey, hola rizos locos. -me dice alegremente.

- Hola Fer. ¿Qué tal estás?- le digo con entusiasmo- Hace mucho que no hablamos.

- Pues todo bien pequeña. La verdad es que estoy un poco solo. Mi compañero de la residencia abandonó la facultad y me paso las noches muerto del asco. -me dice con un todo de cansancio.

Fer es estudiante de arquitectura. Por alguna extraña razón la facultad está en mi universidad. Supongo que es porque hay muchas construcciones que son significativos en la historia del arte.

Me pongo a caminar por todo el jardín mientras hablo por teléfono.

- Oye ¿pero qué pasó con Lucía?

- Ñe, lo mismo se siempre. Quería algo más serio, compromiso y esas cosas. Sabes que no me gustan. Entonces dejé de buscarla y de responderle las llamadas. Eso siempre funciona.

Pongo los ojos en blanco y me pongo de espaldas junto a la entrada de la casa.

- Vamos Fer, no seas tan radical. A ese paso te vas a quedar solo y yo créeme que yo no voy a...- siento un choque en mi espalda el cual hace que casi se me cayera el teléfono de las manos.

Alguien me empujó. ¿Puede ser posible?

Me giré en dirección a la calle lista para enfrentarme a esa persona hasta que...

Esto no es cierto.

- ¿Tú que estás haciendo aquí? -digo más sorprendida que curiosa.

- Tus padres me invitaron a cenar. -dice tranquilamente.

Me recorre de arriba abajo con esa mirada petrificante. Reconocería esos ojos azules hasta en el mismísimo infierno.

-  Ese vestido se te ve bien, Gio -dice Dylan con su sonrisa pícara.

¿Esto es real?

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Vaya, vaya.

A que no se lo esperaban. ¿O si?

;)

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