El gran día.

159 20 2
                                    

En la mañana, suenan las trompetas, todo el pueblo decorando los puestos de comercio, sus casas pequeñas y hasta los puestos de trabajo, en significado a la emoción que mi boda causaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En la mañana, suenan las trompetas, todo el pueblo decorando los puestos de comercio, sus casas pequeñas y hasta los puestos de trabajo, en significado a la emoción que mi boda causaba.
¡La futura emperatriz se casa! Ellos gritaban, era lo único que se escuchaba toda la mañana, veo el reloj, estoy a tiempo de alistarme para ir a la iglesia.

Fui a despertar a Lisa, ella se despertó sin ningún problema.

Regrese a mi cuarto para alistarme, me saque los ruleros, me maquille y me asee, puesto a qué un día anterior ya me había bañado. Coloqué las primeras capaz de mi vestuario, para ponerme todo tendría que requerir ayuda.

Cuando ya estaba lista para empezar a colocarme las capas gruesas, llame a Lisa para que me ayudara.

Ella se asomo por la puerta con el vestido vino, que le quedaba tan bien, su cabello liso sobre sus hombros, su flequillo tan prolijo, todo en ella estaba perfecto...

No tuve tiempo de apreciar nada más, le di un cumplido pero al instante le pedí que me ayudará, mientras me colocaba las cosas dijo —¿Y Mako?— mientras yo respondí —Ver al novio antes de la boda es de mala suerte.—, —Entonces puedes confiar en que todo saldrá bien.— Dijo ella.

Puso la última capa, la de seda, no me sentía como una emperatriz mandona, me sentía como una princesa dócil... Y eso para variar me gustó.

Fuimos a comer rápido antes de que llegara el carruaje que contraté, uno especialmente muy decorado, Lisa aún tenía que esperar a Mako a qué el la recogiera.

Mako llegó y para no romper la ley de no ver al novio antes de la boda me fui al cuarto, Lisa se despidió de mi y me deseo buena suerte, y los dos cruzaron por la puerta.

Continúe comiendo, y empecé a escuchar la cabalgata de los caballos, se posaron en la puerta y relincharon, salí y el carruaje se veía como en un cuento de hadas... El jinete me felicitó por el gran día y me invitó a subir, me ayudó con el vestido y logré sentarme.

Con forme íbamos avanzado poco a poco veía la gente casa vez más amontonada, formando un camino especial por el que yo pasaría por en medio de ellos, cuando llegue comenzaron a aplaudir. El jinete siguió cabalgando y pase por mi casa, resulta que había mucha gente ahí creyendo iría a la boda saliendo de ahí, no fue así.

Llegamos a la iglesia, en donde habían toneladas de gente afuera que no habían alcanzado asiento pero que aun así querían presenciar la boda.

El jinete nuevamente me ayudó a bajar, le di las gracias y la gente comenzó a aplaudir descontroladamente, abrieron las enormes puertas delante mío, mi padre estaba ahí esperándome con una sonrisa de oreja a oreja, el tomó mi brazo y caminamos juntos al altar mientras sonaba la música melodiosa.

Cuando llegamos al altar, mi padre me dejó ahí y se puso a un lado, Mako era quien me esperaba con una sonrisa.

El padre comenzó a hablar, y todos los aplausos se apagaron, todos comenzaron a escuchar al padre, por ahí se escuchaba uno que otro llanto, buscaba con la mirada a el publico para ver si reconocía a alguien, ya que la mayoría eran conocidos de mi papá.

La princesa y la prisionera (JENLISA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora