— Pue' yo cuento hasta el ocho. — Infló su pechito, sonriendo.
— ¡Yo sé contar hasta diez! — dijo orgulloso el pequeño rubio.
— ¿Quién?
— ¡Yo!
— Te preguntó! — soltó una carcajada, aplaudiendo por su hazaña. Siendo para él, el mejor chiste del mundo.
— ¡Pero Ron! — protestó el mayor.
— Perdón Frankie. — dijo dejando golpecitos inofensivos en la cabeza del contrario.
— Es Frenkie, no Frankie. — Suspiró. No era la primera vez que el mini uruguayo pronunciaba mal el nombre de su amigo. Y no será la última.
— Okey, Frankie. — dijo contento.