— Pablito, si yo me hago pelado ¿seguirías siendo mi amigo? — preguntó el canario, esperando una respuesta. Pero lo único que consiguió fue el llanto del pequeño.— Pepi, t-tú..— sollozó. — ¿tú tiene cancel?
— ¿cáncer? ¡No!
— ¿Po qué te va' a hace pelado?
— ¡Por Iniesta! — limpió las lágrimas en los ojitos de su amigo. — Bobo.
— oooh, ya — asintió muchas veces.
— ¿sabes quién es, verdad?
— ¡Sip! El mejo amigo de Xavi. — contestó, orgulloso de sonar igual de interesante que su amigo.
— Claro, claro. — se burló el mayor.
Pablo admiraba a su amigo. Pedro hablaba perfectamente a su corta edad, y siempre decía cosas de adultos a diferencia del pequeño Paéz.
— Clalo, clalo. — repitió. — Debeliamos cortarnos el pelito juntos!
— No.
— ¡No! — coincidió, pero volvió a hablar confundido. — ¿Po qué no?
— Porque yo soy Iniesta, pero tú puedes ser Xavi. — Pedro amaba comparar su vida con el fútbol.
— o sea ¿seremos mejores amigo?
— Sí, también eso. — sonrió. Pedro fue atrapado en un abracito de su ahora mejor amigo.
— que fabuoso.
— Fabuloso, Pablo. — corrigió, divertido.
— ya, pue casi iwal.