Prólogo

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"Sergio Pérez wouldn't mind being in love with a boy, if that didn't mean he was in love with Max Verstappen.

Max Verstappen wouldn't mind being in love with Sergio Pérez, if that didn't mean he was in love with a boy."



Diecisiete de Diciembre, 2020. Milton Keynes, Inglaterra.

Sergio eleva su rostro hacia el reloj digital colgado en el muro a su derecha. Los números en rojo cambian una vez más: Veinte minutos para las nueve.

Afuera, el clima ha empeorado considerablemente. La nevada se arremolina junto a las ventanas y puertas, bufando, y el aire helado parece encontrar la más pequeña de las ranuras para seguir colándose dentro del edificio y el flojo conjunto deportivo del mexicano. Su cuerpo busca calor. Pegando ambas de sus manos a sus lados dentro de su pants, aprieta entre sus dedos las llaves de su coche, considerando terminar el día de una vez por todas y regresar cuando las condiciones de la ciudad les permitieran una reunión sin semejantes contratiempos.

En su bolsillo derecho, su celular móvil vibra y un mensaje se despliega sobre la parte inferior de la pantalla de bloqueo.

Christian Horner.
¡Checo! Por fin sacamos al coche de la nieve. Estaremos allí en media hora. Por favor...

Media hora. Eso significa, por lo menos, otra hora más de espera. Otra hora más de observar las ventanas y el paisaje oscuro que se pinta más allá de dónde sus ojos le permiten ya ver. Otros sesenta minutos intentando seguir el camino de un solo copo de nieve durante su descenso de lo más alto del cielo hasta el piso del estacionamiento. No hay nadie más alrededor, y con cada número que continúa cambiante en el reloj, su cabeza divaga más y más sobre lo que está haciendo parado allí en ese momento.

No es como que pudiera rechazar la oferta de Red Bull para permanecer dentro del Gran Circo, de todos modos...

Un suave suspiro abandona sus labios, poniendo al fin sus pies en movimiento. El eco de su andar vibra a través de las salas llenas de trofeos dorados, imágenes enormes de antiguos campeones iluminan su cuerpo en sombras amorfas a través de su recorrido, y una línea de coches históricos de la escudería a su izquierda se yerguen con orgullo mecánico y millonario, reclamando incontables victorias con cada paso que el hombre da. Sus oscuros ojos divagan casi desinteresados sobre cada uno. Su cabeza está en blanco, pero no puede dejar de sentir que hay algo clavándose en lo más profundo de su nuca, amenazando ya con explotarle la cabeza, pidiéndole a gritos que averigüe qué demonios es.

Y es que de eso depende este maldito contrato, claro que sí.

De él, de su único gran talento para mantenerse sobre un asiento en la Fórmula 1.

"Max."

Sergio llama. Su voz hace eco alrededor del salón, rebotando sobre las frías paredes hasta alcanzar al neerlandés de espaldas a él, rozando sus dedos sobre la parte superior del morro del monoplaza del año pasado. De no ser por la distancia entre ellos, tal vez el mayor hubiera sido capaz de distinguir los cortos rubios cabellos del nombrado erizarse sobre la piel de sus brazos al sonido de su rumor.

El chico intenta girar solamente la cabeza a un grado que no le permitiera ver nada más allá de su perfil izquierdo, pero su cuerpo se mueve más rápido de lo que su propia cabeza es capaz de procesar, de lo que su propio instinto le pide a gritos no hacer. Y termina por enfrentar completamente al mexicano, resguardándose en una expresión neutral, que casi podría pasar por aburrida... Sin embargo, no está ni cerca de igualar la dureza que los ojos de Sergio devuelven en su dirección.

SHATTER | A Max Verstappen x Sergio Pérez BookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora