Capítulo V; Llámame

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"I couldn't touch you without ruining you, so I didn't touch you at all."

Mindy Nettifee, from "All I Had to Say For Myself"



SERGIO

México es diferente cuando es temporada de carreras.

Más tranquilo, más soleado. Muchísimo más desesperante.

Me remuevo en el sofá, escuchando las olas estallar contra la arena a lo lejos. La brisa marina, caliente, menea suavemente las cortinas de la sala, haciendo a los rayos de sol continuar golpeando mi rostro hasta que me decido por simplemente dejar mi brazo posado sobre mis ojos para no seguir siendo molestado.

Estamos en el departamento de Puerto Vallarta que Carola había insistido en adquirir poco después de nuestro matrimonio. Ella siempre ha amado la playa, todo esto de correr por la arena ardiente hasta que suspiras de alivio cuando tu piel finalmente encuentra al agua templada del mar, la ha deleitado desde que éramos niños. Yo... No.

No me gusta la playa.

La odio.

Pero mi mejor amiga, mi esposa, es feliz aquí. No me costaba nada regalarle este departamento para que pudiera pasar el tiempo mientras yo estoy al otro lado del mundo. El problema comenzó cuando creyó que yo también quería venir a descansar aquí en mis semanas libres, cuando no es así. Lo tolero, pero...

"¡Métete, Checo!" Max. Gritándome para que me decidiera a entrar un poco más de mis pantorrillas dentro del agua helada de Mónaco.

"¡No jodas, nos va a dar una neumonía! ¡Salte de ahí tú!" Replico, observándolo encogerse cuando la marea le golpea la espalda.

"Ya no se siente tan fría acá dentro. Ven." Su mano se estira, recorriendo un par de pasos en mi dirección, ofreciéndome su palma para tomarla.

Sonrío, perdiéndome por un segundo en sus ojos, en su bonita cara llena de felicidad. Y trato de, en contra de mi cuerpo entumecido, tomar de su mano. Pero...

"Max, la ola, ¡la ola!..."

Ah.

El precio a pagar por cada día aquí me destroza la cabeza. Todos los recuerdos. Están volviendo con cada vez más fuerza y claridad, todo aquello que había empujado al fondo de mi mente por años, parece estar frente a mí otra vez, para recordarme que en realidad nunca se fueron.

El suave tintineo de llaves me saca de mi trance, devolviéndome de golpe a la realidad.

"¿Checo?, ya estoy aquí, amor." La voz de Carola sigue al golpecillo de la puerta cerrándose tras ella, y aunque no la veo, sé que está roja y sudada de su trote mañanero por la costa.

"Hola, amor." Murmuro, pero no hago intento alguno de levantarme. El cuerpo me pesa demasiado y el calor me está consumiendo.

Mi esposa se mueve por el departamento, primero yendo a la cocina, probablemente por un vaso de agua, y después en mi dirección, deteniéndose justo frente a mi rostro, donde cubre la entrada de sol. Cautelosamente, descubro uno de mis ojos, encontrando sus inquisidores pupilas.

"Deberías de salir. Pareces un indigente aquí dentro." Se queja, frunciendo el ceño cuando suelto un suspiro y vuelvo a cubrir mi ojo. "No has puesto un solo pie fuera desde que llegamos. Tendrías que estar activo, haciendo ejercicio..."

"Voy al gimnasio del edificio..." Replico con voz neutra.

"Sabes que no me refiero a eso. Necesitas aire fresco, ¡sol!" Exclama, alzando sus manos hacia la ventana y el paisaje que me esperaría allá afuera.

SHATTER | A Max Verstappen x Sergio Pérez BookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora