Capítulo 10

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Riley mueve el pie, inquieta, hasta que ve a Rachel entrar por la puerta del bar. Se levanta de un salto y va directa hacia ella.

–Hola, morena –saluda antes de darle un corto beso en los labios.

–Hola, capitana –devuelve el saludo con una gran sonrisa –enhorabuena –añade abrazándola.

–Gracias –responde Riley cerca de su oído.

Los vítores no se hacen de esperar y la bombera inmediatamente da un paso hacia atrás, aunque sin perder la sonrisa.

–Lo siento por ellos, no creo que haya forma de excusar lo que estás a punto de vivir.

Rachel ríe antes de coger de la mano a Riley y guiarla hacia la mesa:

–No me asustas –añade.

Alex, Kate y Ben observan a Rachel e intercambian miradas y sonrisitas.

–Chicos, ella es Rachel, mi novia –Rachel se ruboriza ligeramente y aprieta la mano de Riley disimuladamente, es la primera vez que la llama así –Rachel, ellos son Alex y Ben, mis pesadillas vivientes en la estación y Kate, la más nueva del equipo, aunque pronto dejará de serlo.

–Encantada de conoceros a todos –exclama tendiéndoles la mano, uno por uno.

En seguida la invitan a sentarse y Riley observa como pronto empiezan a confraternizar. Es curioso, pero su habitual personalidad molesta y las constantes bromas que sacan a Riley de quicio, se han difuminado hasta el punto de desaparecer por completo. Los cinco charlan animadamente y aunque alguna que otra frase fuera de lugar cae, lo cierto es que sus compañeros están consiguiendo que Rachel pase un buen rato.

–Así que has hecho que nuestra chica de hielo se enamore de una picapleitos. ¡Bien hecho! –exclama Ben alzando la copa. Rachel sonríe un tanto cohibida antes de brindar con Ben y el resto.

–No ha sido tan difícil hacerla caer en mis redes.

–¡Rachel! –exclama ahora Riley.

–¿Qué? Son los superpoderes de los picapleitos, se nos da bien seducir a nuestros objetivos.

–Así que objetivo, eh... –se inclina hacia ella con la ceja alzada.

–¡Y tan objetivo! La miradita que le pegó al pasar por su lado en el restaurante fue espectacular. Solo le hacía falta una pancarta con luces, os lo juro –añade Ben.

Riley estalla en risas.

–¿Qué dices ahora? Si tu pensabas que te miraba a ti... –la bombera empuja a su amigo por el precipicio sin miramientos. El pobre Benedict pasa a asemejarse más a un tomate que a un humano.

–Ya te vale, Riley, ya te vale... –se queja mientras toda la mesa se ríe a su costa –¡pues bien! Lo admito, eres una mujer preciosa Rachel, pero... es agua pasada. Me gusta otra persona.

Solo es un instante, pero Kate mira de reojo a Benedict y para Riley no pasa desapercibido. Ambos se han sentado juntos y a pesar de haber espacio de sobra para todos alrededor de la mesa, están cerca, sin llegar a tocarse, pero lo suficiente como para evidenciar que se sienten cómodos el uno con el otro. La rubia sonríe para sí mientras sigue la conversación con el resto de sus amigos.

–¡Dinos quién es! –suplica Alex.

–No, de eso nada.

–Vamos hombre...

Riley ve como Kate desvía la mirada y le sorprende que Alex no se haya dado cuenta de lo que está ocurriendo entre ambos ya que suele ser de lo más observador.

Law and Fire - Leyes y FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora