Rachel y Riley beben tranquilamente un chocolate caliente frente a la chimenea de la cabaña. La rubia ha hecho un estupendo trabajo y las vibrantes llamas las mantienen calientes mientras beben y leen acompañadas por el crepitar del fuego.
Su paz es interrumpida por una llamada de teléfono. Inmediatamente Rachel se incorpora y se aclara la voz. Por lo que Riley puede oír, se trata de uno de los médicos encargados de atender a su padre. El rostro de Rachel cambia radicalmente, su voz se oscurece. A pesar de responder con monosílabos, mantener un tono mínimamente formal parece costarle un esfuerzo.
En cuanto cuelga, Rachel se levanta.
–¿Dónde vas? ¿Qué ha ocurrido? –pregunta Riley viendo cómo Rachel se encamina hacia las escaleras.
Un "necesito estar sola" es la única respuesta que obtiene. Riley inspira profundamente y maldice interiormente. Por un momento ha llegado a pensar que Rachel estaba mejor y que podría volver al trabajo sin sentirse culpable, pero parece ser que no va a ser así. Tendrá que lidiar con Rachel y con el capullo de Spencer Reynolds al mismo tiempo. Mientras ella está en una cabaña, en medio de la nada, un Capitán de bomberos experimentado quiere tirar su trabajo por tierra y arrebatarle el puesto...
Sacude la cabeza.
–Prometí no volver a anteponer a nadie por encima de mi trabajo y... –murmura en voz alta mirando la taza de chocolate. Odia haber tenido que cogerse unos días, odia no estar en primera línea con su equipo, pero, siendo sincera con ella misma, odiaría mucho más dejar a Rachel sola en una situación así –y estoy haciendo justo eso –resopla sin poder evitar castigarse.
Su cabeza da vueltas, se siente mareada y en una encrucijada. ¿Su trabajo? ¿Rachel? ¿Reynolds? Demasiados pensamientos, decisiones y sentimientos se arremolinan en su mente. Siente como si tuviera tres cuerdas atadas alrededor de su cuerpo y cada una tirase en una dirección diferente.
Coge un cojín y lo aprieta con frustración contra su rostro antes de tirarlo a un lado. Le encantaría poder centrarse en su trabajo, le encantaría poder volver y echar a ese imbécil de una patada de su estación, poder proteger a su equipo, pero Rachel y su bienestar ocupan la mayoría de sus pensamientos.
Riley permanece sentada unos instantes en la acogedora sala iluminada por la tenue luz de la chimenea, sintiendo cómo su corazón y su cerebro le piden tomar direcciones contrarias. Con un suspiro resignado se levanta y sube las escaleras. Al subir, encuentra la puerta de la habitación entreabierta. Entra despacio y encuentra a Rachel sentada al borde de la cama con la mirada perdida.
–¿Quieres hablar? –pregunta con voz suave.
–No –responde en tono cortante.
–¿Quieres estar a solas? –se mantiene en el umbral de la puerta.
–No lo sé.
Rachel se encoge y solloza antes de recuperar la compostura.
–Rachel...
–Es... ¡Menuda imbécil! –salta de la cama y mira a Riley con una expresión de ira que nunca le había visto –he sido una jodida y completa imbécil, Riley. No sé cómo he podido bajar la guardia de esa forma.
–¿De qué estás hablando? No te entiendo, cariño... –Riley hace un intento por acercarse a ella pero Rachel se aleja.
–Mi padre. Tenía más que asumido que iba a morir, lo sabía y llegó un momento en el que dejé de pensarlo, pensé que todo iría bien y... –unas amargas carcajadas salen de su garganta –no había estado tan feliz en mi vida, Riley. Lo tenía todo. ¡Hasta hace cinco jodidos días lo tenía todo! –grita desesperada antes de caer al suelo.
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Law and Fire - Leyes y Fuego
RomanceRiley, una bombera recién ascendida a subcapitana, ha dedicado su vida al heroísmo y la valentía en servicio de la comunidad. Pero cuando conoce a Rachel, una talentosa y cautivadora abogada, su mundo se incendia de una manera que nunca imaginó. Ril...