Era una mañana más y el chico preparaba el desayuno para su esposa antes de que se fuera a trabajar.
El sol mañanero entraba por la ventana y iluminaba su cara, a el no le molestaba el destello por la poca visión que tenía.
Lo único en su mente era su esposa conejo. Cada día que pasaba con ella era mejor que el anterior, con cada día la amaba más y su corazón se unía cada vez más, un poco más.
Estaba tan animado que incluso tarareaba una canción romántica mientras preparaba el desayuno. El era alguien muy serio ahora que había recuperado la memoria, pero también ahora que estaba casado con Mirko, no podía evitar que su amor por ella desbordara sin control.
Su padre entraba a la cocina luego de levantarse, al ver a su hijo se sintió feliz por el amor genuino que expresaba.
Ryo-Despertaste muy animado hoy, ¿Pasaste una buena noche?
El quería una plática más personal con su hijo, esto hace mucho fue imposible por lo inaccesible de la personalidad del chico, sin embargo ahora no había ningún problema.
...-Siempre estoy animado, es porque le estoy preparando el desayuno a mi conejita.-dijo con felicidad.
Ryo-Que forma tan tierna de llamarle a tu esposa, me alegro por ustedes. Tu madre no permite que le ponga ningún apodo, en público... aunque... cuando estamos...
Su hijo estaba de acuerdo con la conversación hasta que quiso incluir algo íntimo con su madre.
...-No sigas con eso...-expreso apenado.
Su padre comprendió el mensaje automáticamente, sabía que no podía tocar ese tema con su hijo. Escuchar lo que le hacía a su madre en la intimidad ya era demaciado.
Ryo-Lo siento... pero volviendo al asunto anterior.. tengo curiosidad sobre algo.
...-¿Que te gustaría saber?
Ryo-Si a Rumi le llamas tú conejita, entonces, ¿Como le llamas a Mero de cariño?
Casi de inmediato la sonrisa alegre del chico paso a ser un poco apática.
...-Le decía capitán.
El padre creyó que el estaba siendo muy reservado.
Ryo-Pero capitán no es un apodo cariñoso, digo cuando están juntos no le llamas de otra forma... quizás... ¿Leoncita?
Hubo un silencio incómodo antes de que el respondiera.
...-No...nunca lo he hecho...ella no me lo permitiría... nisiquiera solos...
Esa forma de actuar despertó la preocupación de su padre.
Ryo-Ah.. claro...
Rumi-¡Cariño!
Mirko en el segundo piso salto las escaleras para llegar al primer piso, ella corrió hasta abrazar a su esposo en la cosina. Su padre se aparto para no interrumpir.