Había pasado un par de días desde que el chico junto a su nueva familia, habían abandonado aquel reino que fue su hogarEl papel de Rudeus junto a su esposa de guías ya había acabado, el joven les dijo que podría seguir el resto del camino sin ningún inconveniente. Se dieron las respectivas despedidas y siguieron con su camino de regreso.
Justo ahora estaban acampando en medio de la noche en aquel bosque congelado.
Cómo ya estaban más o menos cerca de salir del lugar, quisieron pasar su última noche antes de volver al continente del que eran originarios. También como no habían monstruos decidieron que no había necesidad de que alguno de ellos se quedara de vigía, aunque a pesar de eso los adultos estarían pendientes por si acaso.
El chico estaba durmiendo en su tienda de campaña, en compañía de su hija adoptiva abrazándolo por la izquierda y a su esposa haciendo lo mismo por la derecha.
Las dos se miraban con rabia, pero ningúna se atrevía a decir nada pues el padre de una y el esposo de la otra les había pedido con amabilidad llevarse bien, aunque eso no fue posible porque estaban compitiendo por ver quien pasaba mas tiempo con el.
El chico lo único que hacía sin prestar atención a lo que sucedía, era acariciar a las dos por la cabeza sintiéndose afortunado de tenerlas en su vida.
...-Mi leoncita embarazada y mi pequeña gatita Lice. Como las adoro a ambas, prometo que seremos una gran familia.-dijo abrazandolas tan fuerte que las caras de los tres chocaban entre si.
Mientras su padre tenía los ojos cerrados, Alice aprovechó para sacarle la lengua a Meroleona. Vermillion se calentó de la ira con una mueca de disgusto.
Meroleona-Yo también te quiero, ¿pero por qué esa chica tiene que dormir con nosotros? Recuerdo haber comprado una tienda de campaña de más, específicamente para ella.
Antes de que el pudiera responder, la chica saltó a defenderse.
Alice-¡Oye! Mi papá me dio permiso para dormir con ustedes, el dice que debemos ser como una familia.
Meroleona-Pues yo aún no te he aceptado del todo. Puedes ser hija de mi esposo, pero eso no quiere decir que yo deba de tener sentimientos maternos por ti. Y tú ya estás muy grande para dormir con tus papás.
A Alice le brotaron lágrimas de los ojos y de inmediato se pegó a su padre, el tuvo el gesto de consolarla y giró a ver con preocupación a su esposa.
...-Mero no seas tan ruda con ella. Es cierto que no es una niña que este en edad de dormir con sus padres, pero seguro nunca tuvo la oportunidad. Mi pequeña no te preocupes.-dijo limpiando sus lágrimas.
Meroleona solo dejó las cosas tal como estaban, y se recostó a su lado. A pesar de que le pareció ver cómo la chica sonreía por su supuesta victoria, ella ya no se dejaba llevar tanto por sus impulsos.