El chico luego de unas semanas llegó al Reino del trébol junto a su hijo Coallion y su esposa Meroleona.
Después de todos los pasos hasta llegar a la casa noble de los Vermillion y de haber presentado a su hijo, prosiguió de inmediato a poner el último círculo mágico en la habitación que iba a compartir con Meroleona.
El veía mal obligar a su esposa a desgastar su magia para cargar el circulo de teletransporte, pero no podían pedirle el favor a alguien más por miedo a que revelaran su secreto.
Meroleona le contestó que dejara de quejarse y se marchara de inmediato devuelta con Rumi. Su trabajo ya había acabado y tenía que ir con sus conejos y no preocuparlos más. El comprendió el punto que tenía su esposa, pero aún así se marchó sintiéndose mal y le prometió volver en la mañana.
Dándole un último beso, se despidió de su esposa.
De inmediato al entrar en el portal, el chico fue teletransportado a unas ruinas de una casa hecha de piedras en una tundra gélida. Ese fue el lugar más seguro que encontró para esconder el circulo de teletransporte, pues el lugar era peligroso y ningún viajero sabría su ubicación por estar enterrado entre la nieve, pero como era peligroso para los demás, también lo era para el.
Su camino de vuelta no iba a ser fácil, por eso, el endureció su determinación y calentó su cuerpo para hacer una maratón a toda velocidad hacia su hogar cálido con sus conejos.
No había nadie a quien tuviera que proteger y podría ir a toda velocidad volando y deshaciéndose de los peligros sin ningún miramiento.
El tenía que volar entre la nevada hasta el siguiente círculo y así hasta estar cerca de casa.
En su recorrido varios monstruos trataron de atacarlo. En su mayoría el los esquivó, pero hubo uno con un pelaje negro con ojos brillantes que lo miraba de lejos y cada vez que volteaba a ver si ya lo había dejado atrás siempre parecía estar más cerca, como si se moviera cada vez que le quitaba la vista.
El chico sintió un escalofrío, porque tendría que detenerse en algún momento cuando llegara al siguiente círculo y este monstruo sabría donde estaba. Por eso prefirió acabar con la amenaza de una vez.
El se giró para atacar a la criatura, pero entre más se acercaba, está se volvía más transparente hasta desaparecer en una especie de bomba de neblina.
El creyó que se había escondido o que tenía una habilidad mágica para camuflarse, entonces optó por el plan de tratar de invitarlo al ataque quedándose inmóvil.
Podría sentir su ataque acercarse y esquivarlo, pero por más que lo esperó nunca atacó y cuando giró a mirar detrás, esta misma cosa lo estaba vigilando.
Intentó volver a atraparlo, pero el resultado fue el mismo: desapareció apenas se acercó.
Está cosa no la había visto cuando pasó la primera vez con Meroleona, lo que le hizo sentirse aliviado, porque en este momento se encontraba confundido con su presencia.