Viernes 5 de Mayo

1 0 0
                                    

Nunca me amó.
Mirándome a los ojos me mintió.
Era viernes y aunque no llovió
el cielo estaba gris y yo triste.
Era la banca del parque.
Era él siendo otra persona.
Era mi presentimiento.
Era el dolor de estómago
de mi mil veces campeona intuición.
Eran mis ojos cansados por amor.

Todo el escenario era de un final,
uno donde él nunca me amó
y es cierto eso de que los ojos no mienten
porque lo supe en cuanto me miró.
Él no me quería porque los ojos no mienten y los suyos al mirarme
solo estaban cargados de idealización
sin una miseria de amor.

Me besó y aunque no existen los besos de mentira esos labios estaban cargandolas.


Supe que no me quería
en cuanto lo vi ese día.
Lo supe cuando llegué hasta él
y no me presto ni la mínima atención.
Lo supe mientras me abrazaba
y todo se sentía muy incómodo.
Lo supe mientras lo miraba a los ojos
y los míos se llenaban de dudas.
Lo supe mientras él me sonreía
y fingía que me quería
pero yo no era capaz de pensar
en otra cosa que no fuera "me quiero ir".

Porque en todo momento pude sentirlo,
en mi estómago, en mis manos,
en mi corazón, en mi dolor.
Era viernes y al final del día si llovió,
me alejé de él con la idea
de que todo estaría bien,
me despedí con un beso inocente
que cinco meses después me supo
a despedida porque tal como lo había sentido lo nuestro terminó.


Arelis Vélez ☆

AHOGADA EN PALABRAS (ESCRITOS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora