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𝐒𝐀𝐌𝐀𝐍𝐓𝐇𝐀
El hecho de que sonaba "Downtown" de Anitta y J Balvin no ayudó mucho en la situación.
DeiV inclinó su rostro hacia el mío, y su aliento cálido rozó mi piel mientras hablaba.
- No puedes negar que hay alguna conexión entre nosotros gordita, la química no se puede falsificar - soltó el ojiclaro de repente.
Me quedé sin palabras, paralizada por la intensidad de su mirada y la cercanía de su cuerpo.
Mi corazón latía con fuerza, y una corriente eléctrica parecía fluir entre nosotros. Tragué saliva nerviosa, sin apartar la mirada de sus ojos oscuros y penetrantes.
- No sé qué estás intentando hacer, pero no funcionará - logré articular, aunque mi voz sonaba más débil de lo que hubiera querido.
Él sonrió de manera confiada y acercó su rostro aún más al mío. - No estoy tratando de jugar contigo. Solo estoy siendo honesto. Puedo sentir la tensión entre nosotros, y sé que tú también lo haces.
Antes de que pudiera responder, DeiV cerró la distancia entre nosotros y sus labios encontraron los míos en un beso apasionado y urgente.
Mi mente se nubló mientras me dejaba llevar por la intensidad del momento. Sus labios eran suaves y cálidos, y su beso era experto y decidido.
Mis manos instintivamente se aferraron a su nuca y él me estrechó aún más contra su cuerpo.
Nos besamos como si el mundo a nuestro alrededor desapareciera.
DeiV me levantó en el aire y me envolvió con fuerza, sosteniéndome contra él en el sofá mientras nuestros labios seguían explorando el calor mutuo.
Cada caricia y cada beso eran una promesa de algo más, algo que ambos sabíamos que no podríamos evitar.
Sin romper el beso, DeiV me llevó hacia una puerta cercana que conducía a una habitación privada.
Entramos en el interior oscuro y acogedor, y la puerta se cerró tras nosotros. La atmósfera estaba cargada de deseo y anticipación mientras me quitaba la parte superior del conjunto dejando mi pecho expuesto.
Nuestros cuerpos se encontraron con pasión desenfrenada, y la habitación se llenó con el sonido de nuestros suspiros entrelazados.
DeiV me exploraba con sus manos expertas, y yo respondía a cada caricia con un gemido ahogado. El deseo ardía en sus ojos mientras me miraba, y su mirada intensa me hacía sentir completamente vulnerable y, al mismo tiempo, increíblemente deseada.
Parecía que el momento iba a ser perfecto hasta que un celular empezó a sonar, no era el mío.
Gemí cuando el cuerpo del hombre a mi lado se separó provocándole una risa antes de contestar la llamada.
Escuché como tarareaba respuestas cortas y después de dos minutos colgó y me miró a los ojos.
- Me tengo que ir, pero no creas que esto terminó aquí gordita - dijo antes de dar un beso entre mis pechos y uno a mis labios.
- Cámbiate que alguien te puede ver así - dijo antes de salir de la habitación en la que estábamos.
Pegué un grito bajo de frustración.
Ahora que lo recordaba nunca le había dicho mi nombre al castaño.
Agh, carajo.
Me puse el top del conjunto y salí de la habitación acomodando mi cabello.
Me dirigí al lugar donde anteriormente estaba con mis amigas.
Omití contarles lo que me había pasado por ahora.
Finalmente decidimos volver a casa.
[❤️🔥]
A la mañana siguiente el dolor de cabeza que tenía era insoportable.
De inmediato llegó a mi mente el encuentro con aquel ojiclaro.
La promesa de más encuentros quedó suspendida en el aire mientras enfrentaba la luz del día. Mi cabeza latía con fuerza, y el recuerdo del beso urgente competía con la llamada inoportuna.
Definitivamente había gente imprudente en la vida.
