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𝐃𝐄𝐈 𝐕
– Te lo juro, cabrón, yo me encuentro de nuevo a esa tipa y la hago mi esposa – dije suspirando mientras me dejaba caer en el sofá con las manos en mi cara.
– Bro, detente, de verdad, hemos estado en ese estudio seis fucking horas y esas seis malditas horas te las has pasado hablando de la gatica esa misteriosa – espetó Chimi.
– Loco, pero si hace un año estabas así como Dei y mírate, ahora hasta tienes una hija con ella – se burló Luar.
– Ni siquiera sé si pueda concentrarme para grabar mi parte hoy, esa tipa está ocupando mi mente, a mí se me hace que Cupido nos vio y nos quiso hacer la vuelta – dije mirándolos.
Chimi rodó los ojos mientras Ousi soltaba una risa burlona.
– Deja de ver películas románticas, Dei. La realidad es otra cosa. ¿Cómo es posible que a ti, el atrapa nenas tresmil, se le haya escapado un culito? – preguntó Chimi con una mano en su barbilla pensativo.
– Ni yo lo sé – me encogí de hombros.
– Buenas, buenas, corillo – entró en el pequeño estudio un Ousi sonriente, demasiado, diría yo.
– ¿En qué andas Courtz? – pregunté mirando su exceso de felicidad.
– En nada, me estaba viendo con la baby – respondió mientras se sentaba a mi lado con los brazos por detrás de su cabeza.
– ¿Ya no habías terminado con Antonela? – pregunté mirándolo confundido y este asintió.
Lo miré con una ceja elevada.
– Cabrón, ¿con quién crees que me fui ayer? – este rió cerrando sus ojos.
El destino, gordita, el destino.
– Escríbele, pregúntale cómo se llama la amiguita con la que estaba ayer – le dije y rió.
– ¿Casi te la chingas y no fuiste capaz ni de preguntarle su nombre? – preguntó incrédulo.
– No se me ocurrió, bro – me encogí de hombros.
Ousi sacó su celular, me imagino que para escribirle a la chamaquita.
– Cabrones, dejemos las historias y el tiempo de conquista para después, concéntrense en lo importante – habló Chimi, interrumpiendo la conversación.
Este mismo asintió con impaciencia, señalando hacia el micrófono.
– Estamos aquí para trabajar, no para escuchar sus dilemas amorosos. Guarden eso para después.
Resignado, me levanté del sofá y me dirigí a la cabina para grabar mi parte del sencillo que estábamos haciendo.
... Samantha ...
– Sam, ¿adivina quién está preguntando por ti? – me preguntó Leah con una sonrisa en sus labios.
– No soy adivina, Leah – le respondí para seguir viendo un video de una receta en TikTok que probablemente nunca haría.
– Dei V – dijo, y voltee a verla enseguida.
Ese tipo me estaba haciendo mal y apenas lo había conocido ayer.
Me había quedado con tremendas ganas de hacerlo con él, pero la voz del remordimiento había llegado a mi cabeza esta mañana cuando me levanté.
Dirigí mi mirada a la entrada, donde yacían las rosas que me había enviado Fernando como disculpa por hacerme enojar.
A veces sentía que lo mío con Fernando no podía más, pero después me enviaba cientos de regalos disculpándose y haciéndome dudar de si de verdad deberíamos terminar.
Suspiré fuertemente mientras soltaba un resoplido.
– Dile que no tienes mi número porque lo cambié recién – le sugerí y esta me miró obvia.
– No creo que se coman ese cuentico – dijo empezando a teclear algo en su celular.
– Quiere tu Instagram – dijo al cabo de unos minutos.
Pensé por un momento; si no le respondía a lo que probablemente me escribiría, no iba a pasar nada.
