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—Ya quedó listo, en un momento vengo con la receta de los medicamentos. —La enfermera salió de la habitación, dejando solos a Jihan y Hyunjin en un profundo silencio.

Había sido tan grave que tuvieron que tomarle puntos a la chica en el mentón. Hyunjin trataba de disimular pero realmente si estaba preocupado por su secretaria, no era su persona favorita pero tampoco buscaba que le pasara nada malo.

—¿Se ve muy mal? —Jihan tenía los ojos cerrados con fuerza, había sido muy fuerte pero el dolor era bastante insoportable.

—Bueno, es que su cara siempre es muy... —Dejó la palabra al aire para después carcajearse junto a Jihan.

—¿Por qué es tan malo? —Preguntó entre risas.

—Solo bromeo, ni siquiera se va a notar. —Con un dedo tomó el lado derecho de su cara para ver mejor la herida, logrando poner nerviosa a Jihan por la cercanía.

De la nada ambos habían bajado la guardia, y pues claro, el momento lo merecía. Ya pasaban la una de la mañana y Hyunjin había insistido en quedarse todo el tiempo, sentía algo de culpa al pensar que si no le hubiera pedido quedarse nada de eso estaría pasando, pero era muy tarde y solo le quedaba acompañar a la chica.

Para la suerte de Jihan, el seguro había cubierto todo el proceso médico, solo debía comprar los medicamentos por su cuenta y todo estaría bien. Le resultaba increíble su capacidad para meterse en problemas, más delante de su molesto jefe, que de la nada empezaba a actuar bien con ella.

Cuando la receta de medicamentos llegó fue la hora de irse para los dos, aunque Jihan insistió en tomar el autobús, Hyunjin la acercó hasta su edificio para evitar que pudiera lastimarse peor.

—Llegamos. —Anunció Hyunjin recostandose en el asiento del auto, cansado por el pesado día que había atravesado.

Jihan suspiró profundo, fijándose en la hora que marcaba el reloj del lujoso auto. Recordó que no se había comunicado con sus padres en todo el día, y para su desgracia, su teléfono se había quedado sin pila.

—Sé que ya me ha ayudado lo suficiente, pero ¿me podría regalar una llamada? —Preguntó bastante apenada.

¿Por qué? ¿Acaso Han Jisung no puede vivir sin usted? Pensó Hyunjin, sospechando a quien podría llamar Jihan.

—Claro. —Le entregó su teléfono tratando de sonar lo más relajado posible, aunque por dentro se moría de curiosidad al pensar que iba a llamar a Han.

Jihan introdujo el nombre de su madre que se sabía de memoria. Al tercer repique contestaron. Hyunjin se mantuvo mirando el exterior por su ventana, tratando de disimular el interés que tenía con escuchar esa conversación.

—Mamá, soy Jihan. —Hyunjin soltó el aire que tenía retenido, logrando quedarse más tranquilo al no tener que escuchar una conversación melosa entre sus dos empleados. —No te pude llamar ya que... tuve un accidente en la empresa.

¿Qué clase de accidente? —Pudo escuchar Hyunjin al otro lado de la línea, al parecer la mujer sonaba molesta.

—Me caí, tuvieron que llevarme al hospital y agarrarme puntos en la barbilla. —Le contaba Jihan con un toque de tristeza.

No es nada del otro mundo. ¿Vas a poder enviar el dinero para mañana? —Hyunjin suspiró sintiéndose mal por su secretaria, tenía que ser una muy mala madre para no preocuparse por su hija y solo por el dinero.

—Tal vez si, pero solo una parte. Los médicos me recetaron algunas medicinas y no son muy baratas. —La chica sonaba cabizbaja y triste, en el fondo de su corazón quería que su madre se preocupara por ella genuinamente, en vez de solo pensar en el dinero semanal.

Eres muy irresponsable, niña. Tu padre no deja de padecer por la pierna y tu hermano necesita un par de zapatos nuevos.

—¿Jeongin?

Doyun. El ingrato de Jeongin ni siquiera está en la casa, todo el día está estudiando. —Jihan sabía perfectamente que con la edad de Doyun, ya podía haber tomado como mínimo un trabajo de medio tiempo, pero todos querían seguir dependiendo de ella.

—Estoy bastante cansada, mamá, mañana resuelvo con lo que pueda. —Colgó la llamada dejando el celular en la guantera del auto.

La decepción era clara en su rostro, incluso Hyunjin se sentía mal por ella.

—Entonces...

—No quiero que me dé el tiempo de reposo, yo puedo seguir trabajando. —Hyunjin se sorprendió ante aquellas palabras, ante aquel suceso Hyunjin pensaba darle una o dos semanas para que descansara y se recuperara, pero entendía su posición.

—¿Y quién le dijo que yo le iba a dar reposo? —Hyunjin volteó a verla con una expresion seria, haciendo reír a la chica. —Mañana a las siete, sin falta.

—Entonces hasta mañana, señor Hwang. —Se despidió mientras salía del auto.

—Hasta mañana, Jihan.

Hyunjin se quedó esperando hasta que la chica entrara al edificio, para después arrancar y regresar a su casa.

[...]

Cuando Jihan por fin llegó hasta su cama, se permitió llorar abrazando a su almohada. Era terrible como su propia familia no podía ser empatica con ella por una sola vez. Durante toda su vida había luchado por ellos, y no le pesaba, porque sabía que su padre estaba mal por su pierna y no podía trabajar, mientras que su madre debía cuidarlo. Pero sus hermanos, a excepción de Jeongin, solo esperaban a que ella los mantuviera, sin esforzarse por forjar su propio camino.

Lo único medianamente bueno era la ayuda que su jefe le había brindado, no pensaba que Hwang fuera capaz de ayudarla en un momento como ese, de acompañarla el tiempo necesario y luego llevarla a su casa.

Entre el dolor de su rostro, las lágrimas que no paraban de salir y los recuerdos de lo sucedido, Jihan logró dormir, preparándose para el siguiente día.

[...]

Hyunjin por fin había llegado a su casa, estaba totalmente agotado por el almuerzo, los comentarios y por último, la caída de su secretaria.

Quería llegar a su cama y dormir una semana completa, pero por lo menos iba a necesitar cuatro horas de sueño para estar bien al día siguiente.

Cuando pisó la sala, se encontró a su prometida de pie, con una cara de querer matarlo.

—Yuna, no sabía que ibas a venir. —Se acercó a ella para besarla, pero ella terminó por apartarse con evidente molestia.

—¿Dónde estabas?

Hyunjin se quedó pensativo ante esa actitud, Yuna nunca se comportaba celosa con el.

—En el hospital, tuve que llevar a mi secretaria que se cayó en la empresa. —Yuna no se comía para nada el cuento, teniendo en cuenta esa cercanía en el almuerzo. Podía estarlo engañando pero no le servía para nada que el estuviera viendo a otras mujeres. Tampoco es que ella lo hubiera estado esperando hace mucho, había llegado hace media hora de estar junto a Minho cenando.

—¿Qué relación tienes con ella? —Hyunjin arrugó el entrecejo, confundido por la pregunta.

—Es solo mi secretaria.

—Se veían cercanos hoy.

—Ella estaba tratando de joderme la vida, yo solo me defendí. 

Hyunjin comenzaba a cansarse de el interrogatorio, nunca le había dado razones a su novia para desconfiar de él, entonces era raro que de la nada viniera a celarla con su persona menos favorita en el mundo.

—No parecía...

—Yuna, estoy cansado, después hablamos de esto. —La dejó con la palabra en la boca para subir a su habitación a descansar.

Office Problems | Hwang Hyunjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora