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—¡Buenos días! —Dijo una Jihan sonriente mientras marcaba tarjeta.

La vida había sido buena con ella últimamente, el trabajo estaba yendo genial y cada vez se encariñaba más con sus compañeros.

El trabajo en bodega era un poco pesado, pero ella sabía como ponerle el positivismo, esa energía que ya le había contagiado a sus compañeros las últimas semanas.

—¡Buen día Jihan, trabajemos con ánimo hoy! —Le saludó un compañero de bodega, a lo que ella sonrió.

—¡Te ves radiante, Jihan! —Otra chica del equipo le guiñó un ojo.

—Jihan, un rayo de sol que ilumina el lugar. —Se atravesó en el camino aquella rubia que la había acompañado las últimas semanas.

—¡Juli! —Le dió un pequeño abrazo.

En las últimas semanas Juli había sido su guía, siempre le daba los mejores consejos y la acompañaba a casa después del trabajo, una dulzura de mujer.

—Te tengo un regalo. —Pestañeó de manera coqueta.

—¿Para mi? —Pronunció con sorpresa y un poco de culpabilidad al no tener nada para ella.

—Para ti. —Dijo con ánimo mientras sacaba una pequeña bocina rosa. —Sé que el trabajo de bodega puede ser pesado, pero un poco de música lo arregla todo. —Movió los hombros de manera coqueta y Jihan le brindó otro abrazo.

—Muchas gracias, mañana te traeré algo. —Prometió sosteniendo la linda bocina.

—No te preocupes. Cuidado de no toparte con el jefe. —Le guiñó el ojo yéndose antes de que Jihan pudiera quejarse.

Sí, aún en el pequeño grupo de amigos seguía la broma con el jefe.

Con respecto a Hwang, se mantenía en su oficina todo el día trabajando, como siempre, seguía siendo una máquina esclava del trabajo. Lo mantenía ocupado mentalmente la boda con Yuna, seguía buscando cada escenario posible en su mente en el que sintiera amor por ella pero todos eran intentos fallidos.

Jihan bajó por fin a la bodega junto a su nueva bocina, justo ese día tenía que cargar un camión con cosas pequeñas, se podía esforzar y hacerlo más rápido si escuchaba algunos de sus éxitos favoritos.

Seguía hablando con su familia diariamente, ellos estaban igual de felices por ella, habían estado recibiendo dinero todos los fines de semana y eso les servía para cubrir todos los gastos de la casa.

Y si su familia tenía todo lo que necesitaba, ella estaba muy feliz.

[...]

—Señor Hwang, con permiso. —Pasó a su oficina la pobre secretaria, que seguía teniendo la misma presión del primer día. —Los señores que revisaran los camiones llegarán en dos horas, ya se hizo una revisión general y está todo en orden.

—¿Qué señores? —Hyunjin por fin despegó la vista de la computadora después de horas, había estado trabajando desde las seis de la mañana sin interrupción. —Los de la revisión vendrán el miércoles.

—Señor Hwang, hoy es miércoles. —Estaba a punto de caer en desesperación por su jefe, el no tenía límites, o se iba al extremo con el trabajo o dejaba escapar las cosas.

Cuando Hyunjin revisó la fecha en la computadora abrió los ojos con susto y se levantó rápidamente de la silla frente al escritorio.

—¿¡Pero por qué no me había dicho nada?! —Era típico en Hyunjin, culpar a los demás cuando las cosas no salían como el quería.

Office Problems | Hwang Hyunjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora